Cierta vez un perico le pidió ?aquellito? a una gallina. ?¡Ah, no! -protesta la gallinita-. ¡Tú eres de los que besan y hablan!?... La chica comentaba acerca de su novio, que era corredor de bolsa: ?Al principio me besaba en el cuello -decía-, pero últimamente han bajado mucho sus acciones?... Aquel tipo llegó algo borracho a su casa a las horas de la madrugada, y procurando no hacer ruido se metió en la cama. Su esposa lo sintió, sin embargo, y entre dormida y despierta le preguntó: ?¿Eres tú, querido??. Responde con hosquedad el individuo: ?Ojalá sea yo, porque si no aquí va a haber un escándalo?... Le pregunta un empleado de oficina a otro: ?¿Qué de veras Servilio es un incondicional del jefe??. ?¿Que si es un incondicional del jefe? -responde el otro-. Mira: sería capaz de besarle los cachetes. Los cuatro?... La presuntuosa dama ricachona, bastante robusta ella, salió del elegante hotel y le ordenó con imperativo acento a un borrachito que estaba ahí parado: ?Llámeme un taxi?. ?Está bien, señora -acepta el borrachín-. Si quiere que la llame un taxi la llamaré un taxi. Pero usted me parece más bien un tráiler?... Es triste decirlo, pero por regla general las religiones en vez de unir separan. No hablemos ya de las divisiones entre cristianos, musulmanes y judíos, o de las abismales diferencias que separan a las religiones de occidente de las orientales. Hablemos simplemente de la separación entre cristianos de diferentes denominaciones, sectas o adscripciones. Lejos está de cumplirse el anhelo de Jesús, expresado en la frase ?Ut unum sint?, que pedía se difundiera su palabra de modo que todos los hombres llegaran a ser como uno solo. Pues bien: todo parece indicar que lo que las religiones no han podido conseguir lo logrará la ecología. La universal y común preocupación por la salvación del planeta en que vivimos hará que los hombres se unan, y se borren las fronteras entre las naciones. Así la preservación de la gran morada que todos los humanos habitamos será una espléndida manifestación del amor que el Creador puso en nosotros, y que habrá de mostrarse en el universal anhelo de preservar la vida... ¡Qué barbaridad, columnista! ¡Tus palabras han de haber sido muy importantes porque no les entendí! En raras ocasiones utilizas ese tono solemne con aspiración de trascendencia perennal, pero cuando lo usas dejas un mensaje que queda grabado por lo menos durante diez segundos, lo cual en estos tiempos es bastante. Pero no abuses, y procede a narrar ahora al menos un par de cuentecillos que nos aligeren el ánimo después de tu predicación... El seductor recibe una misiva amenazante: ?Muy señor mío: Me he enterado de que anda usted con mi esposa. Lo espero mañana a las 21 horas en el bar del hotel Hucho para hablar acerca del asunto?. Responde a la carta el seductor: ?Estimado señor: Acabo de recibir su atenta circular. Con mucho gusto asistiré a la convención?... El maduro caballero le dice a su amigo: ?Estoy leyendo un libro muy triste, tristísimo?. ?¿Qué libro es ése?? -pregunta el amigo. ?Se llama The Joy of Sex -contesta el veterano-. La Alegría del Sexo?. ?Oye -se sorprende el amigo-. Ese no es un libro triste?. ?A mi edad sí? -concluye con un gran suspiro el señor... FIN.