Les dice la gallinita a sus amigas: "El nuevo gallo de mi corral es muy apasionado. Todas estamos poniendo huevos revueltos?... El joven pretendiente fue a pedir la mano de su novia. Lo recibió don Poseidón, ceñudo genitor de la muchacha. "Vengo -comienza con temblorosa voz el galancete- a pedir la mano de Susiflor?. Don Poseidón bufa con enojo. Le dice a su mujer: "¿Lo ves? ¿No te dije que es un indejo? ¡Mira con lo que se conforma!?... Gloria Pérez Jácome, amenísima conversadora, me habló una vez de cierto señor de edad madura que se prendó de una chiquilla casquivana. En menos que se persigna un cura loco el pobre enamorado quedó con una mano atrás y otra delante, pues la coqueta le trastornó el caletre de tal modo que le quitó hasta el modito de andar. Sus amistades y familia le preguntaban al infeliz señor cómo es que se había dejado embabucar por aquella perendeca. Y él respondía, desolado: ?No sé qué me pasó. ¡Me obnubilé!?. Yo no sé qué les pasa a los que todavía se dejan embabucar por el llamado subcomandante Marcos, ahora convertido en ?Delegado Zero? (muy a la izquierda ya), cuya ?otra campaña? es en verdad otrísima, pues ha estado más vacía de concurrencia que casa de mala nota en lunes. Sorprende que todavía haya personas en quienes se supondría un adarme de sesera que con su presencia o su ayuda le hacen el caldo gordo al gordo guerrillero de mentirijillas. Seguramente esos personajes -y personajas- están obnubilados por una fidelidad sumisa a dogmas izquierdosos caducos y obsoletos, pues pertenecen a un pasado que la Historia, tan gran sepulturera, ha puesto ya en olvido. Partidario de la violencia en un país que quiere vivir en paz; caudillo autoritario en un México que ha comenzado a transitar por el camino de la democracia; hombre cuyo movimiento ha devenido en un terror hecho de asesinatos y de latrocinios, el tal Marcos asume ahora la patética figura del comediante que ha perdido ya a su público. Menos de 30 personas asistieron a su mitin en Tlatelolco, escenario que debió ser el mejor y más concurrido de su desairado periplo. Ninguna consecuencia ha tenido su gira aparte de mostrar el desdén que se ha ganado esa figura que nada tiene de romántica, ni de idealista, sino que corresponde a un hombre cuyas manos están manchadas de sangre; que sigue convocando a la violencia, como hizo al pedir apoyo para los nefastos macheteros de Atenco, y que no obstante su declinación sigue lucrando con la ignorancia de extranjeros que nada saben de la realidad de México y la obstinada ceguera de mexicanos obnubilados por esos dogmas que les quitan toda capacidad crítica y los mantienen asidos a un pasado que por tan obsoleto es cursi ya... A aquel sujeto le decían ?El Pérsico?, por golfo y por conflictivo... El mensajero de la oficina le pide a Rosibel, la secretaria de don Algón: ?Pásame con el jefe, por favor. Le voy a pedir un aumento de sueldo?. ?Te sugiero que vengas mañana ?le aconseja Rosibel-. Precisamente acabo de salir de la oficina. Le pedí a don Algón que me aumentara el sueldo, me concedió el aumento, y ahorita no tienen ningún poder de decisión?... El profesor de ciencia les preguntó a los niños: ?Si pudieran escoger un kilo de cualquier material ¿qué escogerían??. Contesta Juanito: ?Yo pediría un kilo de oro. Con eso podría comprarme un Ferrari último modelo?. Responde Pepito: ?Yo pediría un kilo de platio. Con eso podría comprarme un Lamborghini último modelo?. Dice Rosilita: ?Yo pediría un kilo de silicones?. ?¿Silicones?? ?se asombra el maestro-. ?Sí ?confirma la chiquilla-. Mi hermana se puso medio kilo de silicones en cada bubis, ¡y vieran la fila de coches último modelo que tiene enfrente de su casa!?... FIN.
