Éstos eran dos latinos que trabajaban en la NASA. En vísperas del lanzamiento de un cohete andaban haciendo labores en la plataforma cuando uno de ellos advirtió que del tanque de combustible de la nave salía un fino hilillo líquido. Se acercó, mojó el índice en aquel líquido y se lo llevó a la nariz para olfatearlo. Intrigado por el sutil olor que percibió tomó un poco más en el dedo y lo probó. Quedó sorprendido, y volvió a catar. Lleno de estupefacción llama a su compañero. "¡Ven, chico!? -le grita-. "-¿Qué pasa, hermano?? -acude el otro. "No me lo vas a creer -dice el primero-. Acabo de descubrir cuál es ese combustible tan secreto que les ponen a los cohetes?. "-¿Ah, sí? -se interesa el otro-. ¿Qué combustible es??. Contesta el puertorriqueño: "Es ron?. "No puede ser? -se asombra el amigo-. "Pruébalo nomás? -le dice aquél-. Moja el dedo el compañero en el hilillo de combustible que escapaba, se lo lleva a los labios y lo prueba. "¡Caracoles! -exclama atónito-. ¡Sí es ron!?. El otro va corriendo y trae dos vasos. Con un picahielo hacen mayor el orificio por donde salía el líquido, llenan los vasos y se ponen a libar alegremente. Cogen una pítima de órdago. Bien servidos se van luego a sus casas. Media hora después de haberse separado uno de ellos llama por teléfono al otro. "¿Cómo te has sentido, chico? -le pregunta-. ¿No te hizo algún efecto la bebida??. "Ninguno -responde su compañero-. Me siento muy bien, feliz de la existencia. Creo que ni siquiera voy a tener resaca?. "Y dime -vuelve a preguntar el otro-. ¿No se te ha salido alguna ventosidad??. El otro se extraña por aquella pregunta. "No, -responde-. No se me ha salido ninguna ventosidad?. "Pues ni se te ocurra echártela -le aconseja el otro-. A mí se me salió una, y te estoy hablando desde Honolulú?... México es un gran país, y el pueblo mexicano es un gran pueblo. Gobierno es lo que nos ha faltado, pues tanto los de ayer como el de hoy han dejado que la República se vuelva un territorio de impunidad, y que la violencia impere por encima del orden jurídico. Lo ocurrido en Texcoco, la conversión de los macheteros de Atenco en una especie de grupo de mercenarios dispuestos a enfrentar la fuerza del Estado, son resultado de esa nefasta política de lenidad que ha hecho que en México impere la inseguridad, y que la ley sea letra muerta. Lo más triste de todo es que cuando los mexicanos vamos a Estados Unidos nos volvamos automáticamente buenos ciudadanos, respetuosos de la legalidad, en tanto que aquí actuemos como si no hubiera leyes, y cada uno pudiera hacer su voluntad. La falta de respeto al orden jurídico crea un ámbito de anarquía y caos en el cual ni pobres ni ricos pueden estar seguros. Se considera, sin embargo, que aplicar la ley es represión, y por ese equivocado pensamiento vivimos en la inseguridad jurídica. Eso a nadie sirve y a todos perjudica... "No entiendo a mi mujer -se quejaba un tipo-. Si llego temprano a casa me dice que ya sabe lo que quiero. Y si llego tarde me hace un escándalo porque dice que ya lo conseguí?... Juanito, uno de los amigos de Pepito, le dice desafiante: "A ver: di ?ventana??. Pepito dice sin pensar: "Ventana?. "-¡Me tiro a tu hermana!? -grita Juanito con una carcajada. "A ver -le dice entonces Pepito con rencorosa voz-. Tú di ?puerta?. "-Puerta? -dice Juanito con curiosidad-. "¡Me tiro a tu hermana!? -exclama Pepito jubiloso-. "No sale? -manifiesta Juanito aludiendo a la falta de la rima. "Si no sale -replica Pepito- me la tiro adentro?... FIN.