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DE POLÍTICA Y COSAS PEORES

Catón

Esta columnejilla empieza hoy con un relato que no entendí cuando me lo contaron. Espero que algún lector de buena voluntan le halle el sentido y me lo explique luego, para no quedarme in albis, o sea en blanco... Un señor llegó a un taller de relojería. En la puerta se topó con un amigo, y éste le preguntó: ?¿Qué andas haciendo??. Responde el señor: ?Vengo a ver si me pueden arreglar este reloj. Es automático, de los que se dan cuerda solos, con el movimiento de la mano. Cometí el grave error de regalárselo a un sobrino mío, adolescente, que usa el reloj en la mano derecha. Y lo encuerdó?. (No le entendí)... Aprovecho la feliz circunstancia de que Mamá Academia admite ya el vocablo ?eslogan? para hacer un eslogan: ?En el caso de Atenco ni un paso atrás?. Los ya tristemente famosos macheteros de San Salvador Atenco son parte de un movimiento organizado de gente violenta, dirigido por líderes inmorales que sacan ganancia de los ríos revueltos, algunos de los cuales revuelven ellos mismos. Esos líderes son malos mexicanos, delincuentes cuyas ilegalidades no pueden ser toleradas a riesgo de permitir la instauración de la anarquía y el caos. (Voy a anotar eso de ?la instauración de la anarquía y el caos? para usarlo después en un discurso). Por supuesto, ya los anacrónicos voceros del pretérito imperfecto empezaron a cantar la vieja cantaleta de la represión. Pero aplicar con rectitud la ley no es represión, es legítimo ejercicio de las atribuciones del Estado, que debe dar a su población seguridad jurídica. El desorden les gusta únicamente a los desordenados; la gente de bien encuentra en el orden, en la paz pública y la tranquilidad social, el campo propicio para la búsqueda del bien común. Estos no son valores burgueses; son elementos esenciales para una vida digna. Los enemigos de la ley son enemigos de la comunidad; hacen mucho mal y a nadie benefician con su violencia aparte de a sí mismos. Bien hizo la Procuraduría de Justicia del Estado de México al consignar a los hombres violentos que tan mal nombre le están dando a San Salvador Atenco, cuyos habitantes, en su inmensa mayoría gente de buen vivir y laboriosa, no merecen el desprestigio que deriva de las malas acciones de esos mercaderes de la violencia. Ninguna argucia legaloide, ninguna acción de fuerza, y menos aún las oportunistas piruetas del ya patético ?subcomandante? Marcos , deben influir para que la ley tuerza su curso. Los mexicanos queremos vivir en un México libre, democrático y justo. Contra la democracia, la libertad y la justicia atentan esos simuladores que se valen de la gente pobre para conseguir dinero y poder. Ya más no digo, porque siento alterada la región parasplénica, y experimento los primeros síntomas de una hiperoxia que nada bueno augura. Miren este temblor de sienes. Ahora bien: ¿cómo puedo compensar a la República por la perorata que le acabo de endilgar? Narraré otros cuentecillos, a ver si logro tan plausible intento... La linda maestra les dice a los niños: ?Con esta lección doy por terminado el curso. Ya no tengo nada qué enseñarles?. Pepito levanta la mano. ?Maestra ?dice-. ¿Puedo hacerle algunas sugerencias??... Sigue ahora un chascarrillo desaprobado por la Pía Sociedad de Sociedades Pías... Jactancio y Farolino, sujetos presuntuosos que solían hacer alarde de sus atributos varoniles, aprovecharon las sombras de la noche y se pusieron a hacer pipí, los dos al mismo tiempo, a la orilla de un río. Exclama Jactancio: ?¡Caramba, qué fría está el agua del río!?. Replica Farolino: ?Deja lo frío. ¡Qué hondo está!?... FIN.

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