Dos sultanes, cada uno dueño de un harén, hablaban de sus costumbres conyugales. "-Yo -comenta uno- batallo mucho para decidir cada noche a cuál de mis trescientas esposas llevaré a mi lecho?. "-Yo no tengo problema -dice el otro-. Las pongo en fila y luego las voy rociando con agua fría. Cuando el agua, al caer sobre una, hace ?!tzzzzz! y se vaporiza, a ésa me llevo?... El lema de la Facultad de Derecho de mi querida Universidad, la de Coahuila, proclama: ?Ubi jus, ibi societas?. Donde hay derecho hay sociedad. Los romanos sabían, en efecto, que la ley es la base de la vida comunitaria; sin ella impera el caos y se establece la violencia. México, lo digo con tristeza ?mirad mi rostro atribulado- no es un país de leyes. Existe un verbo mexicanísimo, ?arreglar?, que designa a las acciones por las cuales se tuerce la ley para lograr algún propósito o librarse de un castigo. ?Fulano de Tal no tenía derecho a eso, pero arregló?. ?Mengano debía pagar una multa, pero arregló?. ?Zutano iba a ir a la cárcel, pero arregló?. En verdad eso de ?arreglar? es más bien desarreglar, es decir salirse de las reglas, del orden establecido, de la ley. Aquí todo se puede ?arreglar?, y eso es muy bueno. Aquí todo se puede ?arreglar?, y eso es muy malo. Es muy bueno para el que anda por los caminos de la irregularidad, y es muy malo porque la falta de respeto a la ley nos pone en estado de inseguridad jurídica, en la que todo es endeble y es precario, pues no tiene la fortaleza que deriva del apego de todos al orden jurídico. Aspiración común de los mexicanos debería ser que México fuera un país de leyes en vez de ser un territorio de ilegalidad en que todo se puede ?arreglar?... La señora llamaba a su marido: "-¡Par! ¡Par!?. La vecina, curiosa, le pregunta: "-¿Por qué ahora le dices ?Par? a tu marido? Antes le decías por su nombre completo, Gaspar?. Explica la señora: "-Es que ya se le acabó el gas?... Doña Guanguila, señora casada y ya metida en años, insistía a pesar de su condición y de su edad en usar unas faldas muy cortitas. Cierto día se puso la más reveladora. "-¿Se me ve el fondo?? -pregunta a su marido-. "-Sí, responde éste-. De todo?... El patrono del pueblo era San Dimas. En la capilla del pequeño pueblo estaba la imagen del buen ladrón crucificado. Un día se postró a sus pies doña Angusticia y dijo al santo con pesaroso acento: "-¡San Dimas! ¡Mi hija Furcina se fue con un pelado! ¿Qué va a ser de ella si la deja ese hombre??. El sacristán, que andaba tras el altar, oyó la impetración y respondió por burla fingiendo la grave voz del santo: "-Va a ser p...?. Contesta doña Angusticia dirigiendo a la imagen una profunda mirada de rencor: "-¡Caón! ¡No ha de haber sido por bueno que te crucificaron!?... "-¡Ah, don Algón! -suspira Rosibel-. ¡Jamás olvidaré este fin de semana con usted!?. Replica muy preocupado don Algón: "-¿Cuánto quieres por olvidarlo??... El juez reprende con severidad al borrachín: "-Te dije que no quería verte más por aquí?. Contesta el temulento: "-Eso le manifesté al gendarme, señor juez, pero no me hizo caso?... Le dice el tipo a su señora: "-Me enamoré de otra mujer. Te voy a dejar?. "-¿Cuánto?? -responde ella con mucho interés-... "-¿Que estuviste tres días en el vientre de una ballena? -le grita furiosa su mujer a Jonás-. ¿Y esperas que te crea semejante mentira, cabrísimo grandón??... FIN.