El príncipe era tan feo que Cenicienta en vez de irse del baile a las 12 de la noche se fue a las 9 y media... De buenas a primeras, sin previo aviso ni foreplay alguno, el salaz Pitoncio le puso las manos en las pompas a su mujer, Clorilia. ?¡Ay, Pito! ?le dice ella muy mortificada-. ¡Qué manera tan brusca tienes de pedir las cosas!?... En el lecho de agonía don Medrosio vivía sus últimos instantes. Respiraba penosamente, y se abrazaba con angustia a un extinguidor de fuego. Le dice el sacerdote que estaba al pie del lecho: ?Don Medrosio: ya se arrepintió usted de todos sus pecados, confianza en la misericordia del Señor?... Toribio Churrinaró, ?El Niño de las Criadillas?, famoso matador de toros, fue al centro del ruedo y tendió la muleta ante el burel que iba a lidiar, un fiero Miura parecido en trapío y en pelaje a aquel ?Islero? que dio la muerte a Manolete y así lo hizo inmortal. En el momento en que ya el toro iba a embestir, un señor gordito y calvo, vestido con traje gris, y que llevaba un portafolio, llega al lado de Toribio y le dice: ?Usté perdonará la interrupción, señó Toribio, pero creo que ningún momento mejor que éste para ofrecerle un seguro de vida?... Don Algón llama por el interfón a su linda secretaria: ?Señorita Rosibel, venga usted por favor a mi oficina?. Pregunta ella. ?¿A lo de siempre, jefe, o debo llevar libreta y lápiz??... Febricia, muchacha soltera que pisaba ya las lindes de los 40 años, se topó en la calle con una amiga. ?¿A dónde vas?? ?le pregunta ésta. Responde Febricia: ?Voy a la consulta del doctor Garaño, a que me tome la temperatura?. Inquiere la amiga: ?¿Por qué vas tan seguido a que el doctor Garaño te tome la temperatura??. Responde Febricia con una gran sonrisa: ?Es que no sabes lo que usa de termómetro?. (No le entendí)... Le cuenta un tipo a otro: ?Sospecho que mi mujer me engaña?. El amigo sugiere: ?Finge que vas a un viaje, y cuando el coime entre en tu casa dale una patada al perro para que se vaya, y luego con el bastón golpea al individuo?. ?No uso bastón ?se extraña el tipo-, y en nuestra casa no tenemos perro?. ?Ya lo sé ?replica el otro-. Pero el sujeto que anda con tu esposa ha de ser ciego?... Yo no conocía a Fernanda Familiar. Escuchaba su programa, sí -¿quién no lo oye en toda la República?-, pero nunca me había encontrado con ella en persona. ¡De lo que me había perdido! Fernanda me entrevistó el pasado viernes, y hablar con ella fue como hablar con alguien muy cercano a mí, que me conocía bien y leía en mí como en un libro abierto, si me es permitida esa inédita comparación. Desde luego toda mujer lee en todo hombre como en un libro abierto, pero Fernanda Familiar hace esa lectura con bellos ojos y generoso corazón. Charlar con ella fue como hablar con una amiga de siempre. Me llevó de la mano por la conversación; me preguntó cosas que nadie jamás me había preguntado; me hizo entrar en los más apartados rincones de mí mismo y decirle cosas que nunca ante un micrófono había dicho. La entrevista, que debió haber durado 20 minutos, se extendió durante más de una hora. La vida ?decir ?la vida? es decir uno de los muchos nombres que Dios tiene- la vida, digo, que todos los días me regala algo, me regaló ese día a Fernanda, mujer de hermoso rostro y alma bella. Ahora bien: el programa de Fernanda Familiar, ?¿Qué tal, Fernanda??, cumple hoy seis años de estar en el aire, y también de estar en el oído y el corazón de millones de mexicanos que la quieren como la quiero yo. Desde Saltillo, mi ciudad amada, le envío un abrazo cariñoso a Fernanda Familiar y le digo que éstas son las mañanitas que cantaba el rey David... FIN.