Letrero en un hotel de las afueras: ?Hotel Alibén. 75 por ciento familiar?. Letrero en un motel: ?¡Sea usted original! ¡Venga aquí con su esposa!?... ?Pensé que éste era un hotel decente -le reclama la airada señora al administrador-. Acabo de ver a un huésped persiguiendo a la recamarera por el corredor?. ?¿La alcanzó?? -pregunta el hombre. ?No? -contesta la quejosa. ?Entonces el hotel sigue siendo decente? -declara con flema el administrador... Le dice un tipo a su amigo: ?Traes los ojos muy irritados?. ?Sí, -responde el otro-. Hace una semana salí en viaje de negocios. En el bar del hotel conocí a una dama que también hacía negocios en la ciudad. La invité a tomar una copa y a cenar. Una cosa llevó a otra, y terminamos en su habitación haciendo el amor. ¡Yo, que nunca le había sido infiel a mi mujer! El día siguiente sentí tal remordimiento que me pasé toda la mañana llorando. Por eso traigo los ojos irritados?. ?Oye, -se extraña el amigo-. Pero eso sucedió hace una semana?. ?Sí, -concede el tipo-. Pero la irritación me dura porque todas las noches follábamos, y todas las mañanas lloraba yo?... La expresión ?cobija de piojos? sirve para designar a una persona que nos causa molestia o daño grave, tanto que cuanto antes quisiéramos echarla lejos de nosotros para librarnos de ella. Pues bien: no pasará mucho tiempo sin que López Obrador se convierta en una ?cobija de piojos? para Marcelo Ebrard. No me gusta hacer profecías: si te equivocas todos recuerdan lo que profetizaste y te echan en cara lo errado de tu augurio, y si aciertas todos olvidaron ya tu predicción, y nadie te felicita por tu tino de vidente. Me atrevo, sin embargo, a vaticinar que más temprano que tarde el próximo jefe de Gobierno del DF pintará su raya frente a AMLO. En efecto, Ebrard obtuvo una legítima victoria, contundente y clara, en el proceso en que participó. Su nombre se menciona ya como posible candidato en la elección presidencial del 2012. Su triunfo lo ha convertido en la nueva figura más destacada de la izquierda, sin los cuestionamientos y hostilidad que López Obrador ha suscitado con su conducta errática. No puede comprometerse Ebrard, ni puede comprometer al Distrito Federal en una aventura tan riesgosa como la que encabeza AMLO. Tampoco irá con él en sus rencores y vendetas. Con módica tristeza se apartará Ebrard de López Obrador y tomará su propio rumbo. Quizá ahora se vea en la necesidad de cargar esa cobija, pero pronto la apartará de sí. Ya lo veremos... El agente viajero tomó un taxi en la central de autobuses. Le llamó la atención que quien lo conducía era mujer, y se avergonzó un poco al decirle a dónde quería ir. ?Lléveme -le pide- a la casa de mala nota más económica de la ciudad?. ?Caballero -le informa la muchacha-. Está usted en ella?... Un pequeño señor llegó a las puertas del Cielo, y ahí lo recibió San Pedro. ?Vamos a ver -le dice al recién llegado el portero celestial-. En vida allá en la tierra, ¿bebías de vez en cuando una copita??. ?Jamás probé el licor?. ?¿Te desvelabas algunas veces con amigos??. ?No. Siempre me la pasé en mi casa?. ?¿Tuviste aventuras amorosas??. ?Ninguna. Aun viviendo en el mundo me mantuve siempre casto?. Le pregunta entonces San Pedro con enojo: ?¿Y entonces por qué no llegaste antes, grandísimo indejo? ¿Qué chingaos estabas haciendo allá??... ?¡Doctor! -llama angustiada la señora por teléfono-. ¡Mi hijo más pequeño se comió varias páginas de un libro de Historia, y lleva toda la tarde eructando?. ?No me sorprende nada, señora -le contesta con solemnidad el médico-. La Historia siempre se repite?... FIN.