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DE POLÍTICA Y COSAS PEORES

Por CATÓN

El hombre persigue a la mujer hasta que ella lo atrapa. En efecto: el varón cree ser el seductor, cuando en verdad es siempre el seducido. Y eso vale lo mismo tratándose de don Juan que de cualquier hijo de vecino. Un labioso galán, Afrodisio Pitongo, creía estar en el camino de conquistar a Dulcilí. Lo cierto es que ella había tendido ya sus redes para hacerlo caer en la tierna trampa que Sinatra dijo: el matrimonio. Pensó Pitongo que se había salido con la suya cuando cortó la flor, pero después de la flor llegó el fruto, y Afrodisio, que aunque salaz y dado a la carnalidad era hombre muy cumplido, fue de buen grado al altar para no dejar sin protección a su hijo. Pasaron los años, y un día el niño le preguntó a su mamá por qué se había casado con su padre. Sonriente Dulcilí le contestó: "Dicen que los opuestos se atraen, y nosotros éramos completamente diferentes: yo estaba embarazada y tu papá no"... En el asilo de ancianos un señor le dijo a su enfermera: "Hoy es mi cumpleaños. ¿Sabes cuántos cumplo?". "No lo sé" -responde la muchacha. "Cumplo 80" -le informa con orgullo. Luego el señor va con una de las viejitas del asilo y le dice: "Hoy es mi cumpleaños. ¿Sabes cuántos cumplo?". Le pide la ancianita: "Bájate el zipper de la bragueta". El señor, desconcertado, obedece. La vejuca mete la mano y palpa con gran detenimiento y a su satisfacción las relativas partes del señor. Terminado el prolijo tocamiento le dice: "Cumples 80 años". Pregunta el señor, estupefacto: "¿Cómo adivinaste?". Responde con pícara sonrisa la viejita: "Oí cuando se lo dijiste a la enfermera"... Tres hombres bebían en la cantina. Entraron en el terreno de las confidencias, y los tres se lamentaron de que su respectiva esposa era la mujer más fea del mundo. Luego de mucho discutir, pues cada uno sostenía que de seguro su mujer era más fea que las otras, hicieron una apuesta para ver cuál de los tres tenía la razón. Fueron a casa del primero. Cuando los otros dos vieron a su esposa quedaron espantados por su fealdad. Luego se encaminaron al domicilio del segundo. Abrió la puerta su esposa, y los dos amigos retrocedieron asustados: la señora era en verdad una gorgona. "Sus mujeres son feas, en efecto -reconoció el tercero-, pero comparadas con la mía son Michelle Pfeiffer o Catherine Zeta-Jones. Vamos para que la vean". Se dirigieron los tres a su casa. En el garage el hombre golpeó varias veces en una puerta cerrada con candado que conducía a un sótano. Desde abajo se oyó la voz de su mujer: "¿Eres tú viejo?". "Sí -contesta el individuo-. Sube por favor". Pregunta ella: "¿Me cubro la cabeza con la bolsa?". "No -replica el tipo-. No te quiero para follar. Te quiero para presumir"... Éste era un pobre hombre que no tenía brazos ni piernas. Sus familiares lo dejaron en la playa para que tomara el sol. Pasó una linda muchacha y le dijo: "¡Pobrecito! ¿Te han abrazado alguna vez?". "No" -respondió con voz lamentosa el desdichado. "Pues prepárate -le dijo la linda muchacha-, porque te voy a abrazar". Y así diciendo lo abrazó. Poco después pasó otra hermosa chica. Le dijo: "¡Pobrecito! ¿Te han besado alguna vez?". "Nunca" -respondió con voz triste el lacerado. "Pues prepárate -le dijo la hermosa chica-, porque te voy a besar". Y así diciendo lo besó. Poco después pasó una bella joven. Le dijo: "¡Pobrecito! ¿Te han revolcado alguna vez?". "¡Jamás!" -respondió lleno de ilusión el infeliz. "Pues prepárate -le dijo la bella joven-, porque ahí viene una ola"... En el ascensor del hotel un caballero le dio sin querer un fuerte codazo en el pecho a una dama. "Señora -se disculpó confuso-, si su corazón es tan blando como su busto seguramente me perdonará". Responde la mujer: "Y si su entrepierna es tan dura como su codo, mi habitación es la 216"... FIN.

MIRADOR.

Por Armando FUENTES AGUIRRE.

HISTORIAS DE LA CREACIÓN DEL MUNDO

El Señor hizo a la mosca, al zancudo y a la cucaracha.

Adán no entendió cómo el mismo Dios que había creado a la mujer, a la rosa y a la estrella, ponía ahora en el mundo esas criaturas feas y desagradables cuya existencia jamás nadie entendería.

-¿Por qué, Señor -le preguntó-, hiciste a la mosca, al zancudo y a la cucaracha.

Le contestó el Creador:

-Porque no quiero caer en tentación de vanidad. La perfección engendra la soberbia. Hice a la mosca, al zancudo y a la cucaracha para que el mundo no sea perfecto.

-Señor -replicó Adán-. Para eso conmigo era suficiente.

¡Hasta mañana!..

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