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DE POLÍTICA Y COSAS PEORES

Por CATÓN

Un señor relataba: "Fui a una conferencia sobre eyaculación prematura, pero cuando llegué ya había terminado"... "Doctor -dice la señora-, le traigo a mi hija porque tiene un grave problema de inseguridad". Responde el facultativo: "Me temo que se ha equivocado usted, señora. Yo soy ginecólogo; el consultorio del siquiatra está al lado". Insiste la mujer: "Un ginecólogo es lo que necesito. La inseguridad de mi hija proviene de que no sabe si está embarazada o no"... El mayordomo de lord Feebledick fue a una farmacia y preguntó al encargado si tenía preservativos con rayas negras y grises. "No hay preservativos de ese color -responde con extrañeza el farmacéutico-. ¿Por qué los quiere así?". Contesta el mayordomo: "Lady Loosebloomers me pide que le haga el amor, pero no le gusta que olvide mi condición de criado"... Cancún ha sido siempre un prodigio de la naturaleza. Ahora es también un prodigio de lo humano. He aquí que el huracán Wilma destruyó casi ese bellísimo lugar de México. La arena de sus playas desapareció; los hoteles sufrieron daños grandes; las airosas palmeras fueron abatidas; los centros comerciales quedaron arrasados; se inundaron las calles y paseos. Tal parecía que Cancún iba a sufrir la misma suerte de Nueva Orleans, ciudad abandonada tras el desastre que sufrió. No fue así. En Cancún se hizo verdad el mito del Ave Fénix, que volvía a surgir de sus cenizas y levantaba nuevamente el vuelo. Hace unos días fui a Cancún. Me acompañó mi esposa, que cuando voy a perorar allá se preocupa bastante por mi bienestar y decide acompañarme. Nos recibió Abelardo Vara, con quien tengo amistad desde los tiempos de nuestra saltillera juventud. Encontramos a otros amigos muy queridos: Luli, la esposa de Abelardo; Diego y Sonia, Óscar y Gaby. Diego es sapientísimo marino; Óscar es Óscar Cadena, el Ciudadano Infraganti de la televisión, que en Cancún ha dejado de usar sus prototípicos tirantes, pues en Cancún se deja toda tirantez. Abelardo, gran anfitrión y hombre de buenas y generosas causas, nos mostró Cancún de la ce a la ene. Por él pudimos ver que la ciudad no sólo volvió a ser lo que antes era, sino que sus bellezas aumentaron, pues los hoteleros, restauranteros, comerciantes y prestadores de servicios turísticos en general vieron en los efectos del huracán un buen motivo para renovar sus edificaciones, hermosearlas y darles nuevo brillo. Ahora esplende Cancún como una joya rutilante, con sus mismas arenas albas y con su eterno mar azul turquí. De todo el mundo llegan los turistas en oleadas, como siempre, y reciben el trato de primerísima calidad que los mexicanos sabemos dar a quienes nos visitan. Sucedió que para hacer frente a la tragedia los ciudadanos y las autoridades se unieron y trabajaron en armonía y orden, y otra vez Cancún volvió a ser generador de empleos, de riqueza y bienestar para todos. Ése es el México verdadero, el México del esfuerzo y el trabajo, no el de la politiquería y la violencia... Don Martiriano, esposo de doña Jodoncia, le dijo con ternez: "¿Sabes lo que significa para mí llegar por la noche a una casa donde reinan el amor y la comprensión; donde hay una mujer amable y afectuosa; donde se respira un ambiente de paz y de serenidad? ¿Sabes lo que todo eso significa para mí? Significa que me he equivocado de casa"... Blondina, muchacha en flor de edad, casó con don Carrocio, decrépito señor. Comentaba la mamá de Blondina: "Hace un mes que mi hija se casó, y está esperando". "¿De veras?" -se sorprendió una amiga. "Sí -confirma la señora-. Está esperando que su marido le haga algo"... Un maestro de secundaria entró en la librería. Le dijo al encargado: "Busco un libro que ayude a los adolescentes a coordinar lo visual con lo manual". "Libro no tenemos -responde el individuo-. Pero seguramente la revista Playboy podría servir para eso"... (No le entendí)... FIN.

MIRADOR

Por Armando FUENTES AGUIRRE

HISTORIAS DEL SEÑOR PÉREZ Y DE SU

TRÁGICA LUCHA CONTRA LA BUROCRACIA

El Funcionario del Estado le preguntó al señor pérez:

-¿Cuántos ángulos tiene un triángulo?

El señor pérez vaciló. Sabía la respuesta, pero con El Funcionario del Estado ninguna respuesta era segura. Así pues contestó temeroso:

-Los triángulos tienen tres ángulos.

-Es cierto -reconoció El Funcionario-. Pero si tienen tres ángulos es porque el Estado así lo determina. Cuando el Estado cambie de opinión los triángulos podrán tener dos ángulos, o cuatro, o dieciséis.

El señor pérez ya no dijo nada. Pensó que si El Estado podía hacer tal cosa con los triángulos también podía hacer cualquier cosa con él. Podía, por ejemplo, prohibirle que fuera el señor pérez. Y el señor pérez quería seguir siendo el señor pérez. Del mismo modo -pensó- que los triángulos querían seguir siendo los triángulos.

¡Hasta mañana!..

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