Torreón Calidad del aire Peregrinaciones Tránsito y Vialidad

DE POLÍTICA Y COSAS PEORES

Por Catón

El padre Arsilio fue con su amigo, el rabino Kohen, a una pelea de box. Al sonar la campana para empezar el match uno de los boxeadores se persignó al dejar su esquina. Le preguntó el rabino al cura: "¿Eso lo ayudará?". Contesta el padre Arsilio: "No, si no sabe pelear"... El pordiosero le pide al señor: "¿Me da 5 pesos para comprarme una cajetilla de Luckies?". Pregunta con asombro el caballero: "¿Una cajetilla de Luckies en 5 pesos?". Explica el pedigüeño: "Compro al mayoreo"... Capronio, ya se sabe, es un sujeto ruin y desconsiderado. Su esposa necesitaba una operación quirúrgica, y él no tenía con qué pagarla, pues gastaba todo su dinero -según decía- en cuatro cosas: ?una cuarta parte en vino, una cuarta parte en mujeres, una cuarta parte en el juego y lo demás en puras tonterías?. El médico que atendía a su esposa le dijo: ?Hay un programa de televisión en que debe salir una intervención quirúrgica. Operaré gratuitamente a su señora si permite usted que la operación se haga ante las cámaras?. Capronio aceptó gustosamente. Al final va el médico y le dice: ?Lamento informarle que su señora esposa murió en el curso de la operación?. ?Ni modo -responde el tal Capronio-. Así es esto del espectáculo?... Una vez fui a Colombia a perorar. En Cali vi anuncios espectaculares con propaganda del candidato a un puesto público. El hombre se llamaba Astasio. Ganó la elección -lo supe luego- por el lema que usó en su campaña: "No contaban con mi Astasio". El tal eslogan, claro, lo había sacado de una de las frases del Chapulín Colorado, que junto con El Chavo del 8 triunfaba entonces en América del Sur, igual que ha triunfado en todo el mundo. Roberto Gómez Bolaños, "Chespirito", el genial creador de esos personajes -y de muchos más-, el hacedor del programa de más éxito en la historia de la televisión en México, acaba de publicar su biografía. El libro se llama "Sin querer queriendo", y es de lectura sabrosísima. En él Roberto narra el origen de su nombre artístico: "Chespirito". Sucedió que un productor de cine, don Agustín Delgado, le pidió que escribiera el guión de una película. Cuando lo leyó don Agustín quedó admirado por el talento del joven escritor. Era el señor Delgado un hombre generoso, expresivo y dado a las hipérboles. "¡Caramba, muchacho! -le dijo a Roberto-. ¡Eres un pequeño Shakespeare! ¡Un Shakespearito!". Así empezó a llamarlo, y con la pronunciación castellana el apodo terminó por ser ése: "Chespirito". Leer "Sin querer queriendo" es reír queriendo y sin querer. En cada página hay una de las ocurrencias en que es pródigo su autor. Aun los pies de grabado de las fotos los usa Roberto para suscitar una sonrisa. Por ejemplo, presenta una fotografía de grupo: "De izquierda a derecha -reza el pie de foto-, María Antonieta de las Nieves, Rubén Aguirre, yo, Florinda Meza, Angelines Fernández y Ramón Valdés". Luego pone una foto de Edgar Vivar, el corpulento actor que hacía el papel del señor Barriga. Y dice el pie de grabado: "De izquierda a derecha: Edgar Vivar". Otra de las razones por las que me gustó la autobiografía de Chespirito es porque en ella dice muchas cosas muy buenas de mi querido primo, Rubén Aguirre Fuentes, el Profesor Jirafales, cuyo talento, simpatía y extraordinaria calidad humana lo han llevado a ser, a más de lo que es en el espectáculo, el mayor orgullo de nuestra familia. Séame permitido ahora presumir la dedicatoria que Roberto puso en el libro que me envió: "Para Armando Fuentes Aguirre, el insuperable Catón, con todo el cariño y la admiración que merece quien ha demostrado que se puede ser honesto, ameno y profundo al mismo tiempo que escritor de primerísima calidad. Un abrazo de tu amigo Roberto Gómez Bolaños?. No cabe duda: a Chespirito se le pegó lo generoso, lo expresivo e hiperbólico de don Agustín Delgado... FIN.

MIRADOR

Por Armando FUENTES AGUIRRE

El padre Soárez venía de vuelta de su huerto. Traía consigo un canastillo lleno de hermosas manzanas, y repasaba en la memoria el catecismo.

Al llegar a su capilla miró en la puerta a un niño. Buscó un pretexto para obsequiarle una manzana, y yendo hacia él le hizo un ofrecimiento:

-Te doy una manzana si me dices dónde está Dios.

El niño le contestó:

-Y yo le doy dos si me dice dónde no está.

El padre Soárez no supo qué contestar. El niño sonreía. En su sonrisa también estaba Dios.

¡Hasta mañana!..

Leer más de Torreón

Escrito en:

Comentar esta noticia -

Noticias relacionadas

Siglo Plus

+ Más leídas de Torreón

LECTURAS ANTERIORES

Fotografías más vistas

Videos más vistos semana

Clasificados

ID: 233139

elsiglo.mx