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DE POLÍTICA Y COSAS PEORES

Por CATÓN

Es de esperarse que los perredistas y sus paniaguados traten de aguar hoy la ceremonia del Informe. Muchos agravios tienen contra Fox, y buscarán el desquite a toda costa. Todo hace suponer que volveremos a ver el mismo espectáculo, gastado ya, de la gritería y el desorden, que quizá en esta ocasión tenga mayor volumen y nuevas manifestaciones. Esperamos, por el bien de México, que las cosas no lleguen a más. La República tiene que ir sorteando las piedras que algunos ponen en el camino de la institucionalidad democrática. Se dice que en el pasado los panistas mismos recurrieron a acciones de resistencia como las que López Obrador encabeza hoy. Se omite el hecho de que esos panistas protestaban contra un régimen autoritario, el del PRI, que conculcaba derechos fundamentales de los mexicanos y negaba todo ejercicio democrático. Aquellos panistas -Clouthier, don Luis H. Álvarez- luchaban contra un Estado cuyos órganos hacían las elecciones y las manipulaban a su conveniencia. Ese régimen no existe ya. La voluntad de los mexicanos lo cambió por un sistema democrático en que no se pueden dar ya los abusos que antes padecimos. Ahora las elecciones son hechas por los propios ciudadanos. Así, las acciones emprendidas por AMLO y los suyos son acciones contra los ciudadanos. Por eso no han hallado eco; por eso están perdiendo rápidamente el capital político que llegaron a tener. Los perredistas no se dan cuenta todavía de la necesidad de deslindar su acción política de las acciones violentas de López Obrador. Lo que hoy hagan en la Cámara de Diputados se cargará al pasivo del PRD, y dañará su futuro... Decía doña Frigidia: "Mi marido y yo tenemos perfecta compatibilidad sexual: él nunca puede, y yo jamás tengo ganas"... Llegó un marino con el médico. "Doctor -le dice-, padezco molestias por la noche cuando voy en el barco. Si me acuesto sobre el costado derecho me molesta el hígado. Si me acuesto sobre el costado izquierdo me molesta el riñón. Si me acuesto boca arriba me molesta el estómago". Sugiere el galeno con la experiencia que dan los largos años de estudio en su ardua profesión: "Pues acuéstese bocabajo". No, -replica temeroso el marino-. Entonces me molestarían mis compañeros".... Le dice la señora a su marido: "Necesito otra plancha". Pregunta él: "¿Qué le pasa a la que tienes?". responde con áspero tono la señora: "Le pasa lo mismo que a ti: tarda en calentarse, muy pronto se le acaba el calor, y ya no tiene resistencia"... Dos amigos se encontraron después de mucho tiempo de no verse. "¿Qué haces?" -pregunta uno. "Bueno -dice el otro-, me busco mujeres, las retengo algún tiempo, no les doy casi nada de comer, las hago trabajar hasta agotarse, les quito sus ahorros y hasta que ya no son ni sombra de lo que eran las dejo ir". "Caray -se preocupa el amigo-. ¿Eres chulo o gigoló?". "No -explica el otro-. Tengo una clínica para que las señoras bajen de peso"... Todos los estudiantes del Conservatorio tenían puestos los ojos en Solfiria, muchacha de muníficos atributos corporales. aprovechando que había un curso acerca de Stravinski le dice uno de los chicos: "Solfiria: te invito a la noche a mi departamento. Tengo ´La Consagración de la Primavera". "No me interesa -responde la muchacha-. Ya me invitó Batuto, y él tiene ´El Pájaro de Fuego"... FIN.

MIRADOR

Por Armando FUENTES AGUIRRE

A las ciudades mexicanas llega en septiembre una visita hermosa: la bandera.

El alma se me alegra al ver por todas partes a los vendedores que ofrecen la gala tricolor: una diminuta bandera para los niñitos; la que el muchacho le comprará a su novia; ésta que el señor pondrá en el espejo de su coche; aquélla que la señora colocará en la sala como una hermosa flor.

La bandera tricolor de los poemas infantiles; el lábaro de los Niños Héroes; el glorioso pendón que nada puede mancillar... En los pliegues de ese lienzo se acuna nuestra patria, a la que amamos como a una gran madre generosa.

Cuando llega septiembre yo bajo la bandera que tengo siempre en el sitio más alto de mi biblioteca y la pongo más cerca de mí, sobre la chimenea. Si en la Guadalupana tenemos los mexicanos religión del cielo, en la bandera tenemos religión de la tierra. Amemos a México, y envolvamos en su bandera nuestro corazón.

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