Por CATÓN
Llega un sujeto a pedir trabajo de vendedor en una tienda. Mientras hablaba con el dueño de la tienda guiñaba una y otra vez el ojo izquierdo. "-Lo siento -le dice el señor-. Tiene usted un tic muy especial, impropio para la actividad de ventas. Ningún cliente le va a creer a un vendedor que mientras habla de las ventajas de un producto está cerrando el ojo?. "-Ah -dice el sujeto-. Ese problema lo arreglo fácilmente?. Del bolsillo del saco extrae un par de aspirinas y se las toma. El tic desaparece de inmediato. Pero sucedió que al sacar las aspirinas se le salió del saco un montón de condones que llevaba. Le dice el de la tienda: "-Mire: lo del tic es ahora lo de menos. Veo que no es problema; se le quita con las aspirinas. Pero no puedo contratar a alguien que lleva una vida sexual desarreglada?. El otro se ofende. "-¿Por qué piensa usted que llevo una vida sexual desarreglada?? -pregunta con enojo-. "-¿Cómo por qué? -replica el otro-. Trae las bolsas llenas de condones?. "-Oiga -pregunta mohíno el hombre del tic-. ¿No sabe usted lo que sucede cuando llega a una farmacia, pide aspirinas y cierra un ojo?? ...Pirulina, muchacha rozagante, casó con don Vetulio, viejito de 80 años. Grande sorpresa se llevó la novia: en la noche del connubio el maduro galán la hizo objeto 4 veces seguidas de su amor. "-¡Caramba! -exclama Pirulina tomando el teléfono-. ¡Esto se lo tengo que contar a mi mamá, que decía que eras muy grande para mí!?. Contesta don Vetulio: "-Todavía no le hables. Espérate al score final?... "Dios perdona siempre. Los hombres, algunas veces. La naturaleza nunca". Quienes veían los programas televisivos de Steve Irwin han llorado su muerte, sucedida cuando una raya clavó en el pecho del australiano la púa que le sirve para defenderse. La verdad es que el infortunado aventurero murió víctima de su imprudencia y de su falta de respeto al mundo animal, que vulneraba con sus irrupciones y sus temeridades, hechas en última instancia con afán de lucro y de protagonismo personal. En la última entrevista que le hicieron Irwin dijo que se proponía enfrentarse a un oso polar, y reveló que muchas veces había sido víctima de animales a quienes atacó. "Todos ellos tienen pedacitos de mí", narró con inexplicable orgullo. Los animales merecen respeto; el hombre no debe invadir su medio natural en el modo en que lo hacía este artista de la televisión. Pagó con su vida una osadía que no se justificaba ni hacía ningún bien al mundo de la naturaleza. Su muerte es motivo de reflexión. En todas las criaturas hay algo sagrado ante lo cual el hombre debe mostrar respeto y consideración si no quiere que la naturaleza se vuelva contra él... Le dice el odontólogo a su amiga: "-No podemos seguir así, viéndonos en mi consultorio?. "-¿Por qué? -se consterna ella-. Mi marido no sospecha nada?. "-No, -acepta el odontólogo-. Pero ya nada más te queda un diente?... Y ahora, "El Ultimo de Pepito?. Pepito está viendo el cielo por la ventana de su casa. Fija la vista en una estrellita. De pronto, ante su sorpresa, la estrellita brilla más, luego se mueve en el espacio y se acerca a él hasta convertirse en una radiante luz dentro de la habitación. De la luz sale una hermosísima princesa con una varita mágica. "-Soy tu hada madrina, Pepito -le dice con dulce, suave voz-. Pídeme un deseo y te lo concederé?. "-Antes de pedir el deseo -responde Pepito-, dime una cosa: ¿con las madrinas se vale??...FIN
MIRADOR
Por Armando FUENTES AGUIRRE
Me habría gustado conocer a María Cristina de Nápoles, la cuarta esposa de Fernando Séptimo. Hermosa mujer, dulce y purísima, quedó viuda cuando tenía 27 años. Poco después conoció a un apuesto oficial de su guardia, el capitán Muñoz. Como en los cuentos, aquella que era la mujer más poderosa de España se enamoró de su vasallo y se casó con él. Lo hizo en secreto, pues sus desposorios con un plebeyo habrían traído grandes trastornos de política.
Muy bien guardado fue el secreto: María Cristina tuvo nueve hijos sin que la corte se enterara. Toda suerte de dificultades arrostró para ocultar su matrimonio y su familia: en una ocasión hubo de presentarse en una ceremonia a las cinco horas de haber dado a luz.
Cuando Isabel II, la hija que en María Cristina engendró Fernando, llegó a la mayoría de edad, su madre le entregó el trono y cumplió su sueño de retirarse a la vida privada. Los cortesanos se quedaron estupefactos cuando les presentó a su esposo y sus hijos. Fue a vivir con su familia en una pequeña casa, y llevó hasta su muerte la sosegada existencia de una señora de la clase media. "Hablaba muy suavemente -recordaba una de sus nietas- y sus cuentos encantaban nuestras infantiles horas en las tardes de los domingos...?.
¡Hasta mañana!..