Por CATÓN
Orientar a la República es la modesta misión que me he fijado. Hoy, sin embargo, me apartaré de la tarea, en la confianza de que por ser fin de semana ese apartamiento no redundará en daño para la Nación. Y es que creo muy necesario orientar a López Obrador, para que no aniquile al PRD, y orientar al PRD para que no aniquile a López Obrador. Ambos han sido útiles el uno para el otro. El liderazgo de AMLO llevó al partido del sol azteca a convertirse en la segunda fuerza política de México (aunque quizá hoy ocupe el lugar 179, o algo así, después de la barbaridad en que incurrieron sus "legisladores" en la Cámara el día del Informe, y de las salvajadas que sus tres PPP de panchos, panteras y porros cometen cada día). Por su parte el PRD ayudó a López Obrador a pasar de agitador en la Macuspana a candidato a la Presidencia. El saldo final habría sido bueno si no es porque ahora ambos se están haciendo daño mutuamente. López Obrador ha arrastrado consigo al PRD; le dio de nueva cuenta su imagen de violencia callejera, y ahora lo pone en inminente trance de salirse de la legalidad. El proceso electoral llegó a su fin; AMLO ya no es el candidato que el perredismo postuló, y por tanto la liga formal entre ellos dejó de tener razón de ser. El partido y los perredistas que en la elección ganaron puestos de autoridad o de representación arriesgan su capital político poniéndolo al servicio de un proyecto que no sólo es objeto ya de la condena internacional y nacional, sino que cada día se vuelve más personalista, autoritario y radical. Por eso es necesario proteger al PRD contra López Obrador. Pero también es necesario proteger a López Obrador del PRD. Si en la mítica Convención Nacional Democrática -tres mentiras en tres palabras- se comete la mayúscula torpeza de nombrar a AMLO "Presidente de la República", todos los que participen en esa absurda pantomima, hecha de espaldas a la inmensa mayoría de los mexicanos, se cubrirán con el manto del ridículo, sobre todo el protagonista principal de la irrisoria farsa. (Entre paréntesis, me pregunto quién le ceñiría la banda presidencial a AMLO. ¿Ponce? ¿Bejarano? ¿La señora Padierna? ¿El subcomandante Marcos? Quien lo haga estará cayendo igualmente en irrisión, y conculcará la voluntad mayoritaria de los ciudadanos, que ya ven con antipatía a López Obrador, y en todos los tonos le demandan acabar sus acciones de caudillo y no seguir causando daño a México). El PRD ganará mucho si vuelve a ser lo que es: un partido político, en vez de convertirse en una banda de sistemáticos violadores de la ley. López Obrador, por su parte, puede seguir siendo el líder carismático que indiscutiblemente es, y ganar espacios legítimos para promover sus ideas sociales, si es que son auténticas y no mero instrumento que le sirvió para buscar poder. Pero si el PRD continúa al servicio de López Obrador, y si éste deja que los perredistas radicales le den el título de Presidente, la izquierda perderá terreno en momentos en que una izquierda moderna, liberal y democrática -no una izquierda dogmática, arcaica, intolerante, cerrada al diálogo y autoritaria- puede hacer mucho bien a este país... He cumplido, pues, la tarea que este día me propuse: orientar al PRD y a López Obrador. Sé que es difícil que atiendan mis admoniciones, hechas de buena fe y con la intención mejor. Pero dejemos que el tiempo, señor inexorable, ponga a cada quién en su lugar, aunque al final a todos nos pondrá en el mismo. Hoy hablé de puras cosas peores. De política hablaré la próxima semana... FIN.
MIRADOR
Por Armando FUENTES AGUIRRE
Ha llovido en el rancho como nunca. Las tierras están húmedas de Dios. De día vemos el arroyo con agua color agua; por la noche nos aduerme la canción de cuna de la acequia.
Cuando llueve en el rancho es como si todo el mundo floreciera. El cerro gris se pone verde, y azul se pone el grisáceo corazón. En la cocina oímos caer el milagro. Yo quisiera salir a la lluvia y alzar la frente a lo alto, porque seguramente esta agua ha de lavar todos los pecados.
Mañana vendrá el sol, y la tierra será como mujer que acaba de salir del baño. Despedirá de sí un leve vaho, incienso de Te Deum en una acción de gracias. Las ramas de los árboles tendrán gotitas de agua más refulgentes que pedrería de Tiffany?s, y de la sierra bajarán plateadas serpentinas. En las labores florecerá una planta que da pequeñas flores sonrosadas. Esas flores se llaman esperanzas.
¡Hasta mañana!..