Torreón Calidad del aire Peregrinaciones Tránsito y Vialidad

DE POLÍTICA Y COSAS PEORES

Por CATÓN

Un señor daba consejos a su hijo en trance de buscar pareja. Le decía: "Es importante que te consigas una mujer que sea buena esposa y buena madre, que tenga tu casa en perfecto orden, que te cocine sabrosas comidas y te reciba con cariño cuando llegas. Es importante que te consigas una mujer inteligente con la cual puedas hablar de cosas trascendentes, comentar la actualidad política y obtener de ella consejos sabios para normar tu vida. Es importante que te consigas una mujer que sea buena en la cama, que comparta tus fantasías eróticas y satisfaga plenamente tus deseos en materia sexual. Y, por último, es importante que esas tres mujeres nunca se conozcan"... Hablando de consejos, Astatrasio Garrajarra -ebrio consuetudinario- le decía a un joven: "Si el cuerpo te pide agua, no le des agua: dale vino. El hombre no debe ser esclavo de su cuerpo, ni otorgarle siempre lo que pida". Pregunta el joven, capcioso: "¿Y si el cuerpo te pide vino?". "En ese caso dale vino -responde sin vacilar el temulento-. Tampoco es cosa de estarte peleando siempre con tu cuerpo"... Don Algón, jefe de la oficina, se hizo acompañar al trabajo por su hijita más pequeña. La niña oyó que su papá se dirigía a la secretaria llamándola "muñeca". "¿Por qué le dices así?" -pregunta. "Bueno -replica don Algón algo azorado-. Es que Susiflor es bonita como una muñeca". Inquiere la cándida criatura: "¿Y también cierra los ojos cuando la acuestas?"... Hay lugares que tienen magia. Se percibe en ellos un hálito que no se siente en otros sitios, un espíritu que sólo con el espíritu se puede percibir. A esa clase de sitios con alma pertenece la antigua Villa de Santiago, ahora Santiago, Nuevo León. Desde niño conozco el entrañable pueblo. Por él salía al mundo la gente del Potrero de Ábrego, pues el camino a Saltillo era más largo y fatigoso. Así la Villa se llenó de Peñas, porque en ese solar fincó su casa don Tomás de la Peña, hermano de don Jesús, el padre de mi esposa, y ahí tenemos ella y yo familia queridísima. En Santiago hay una iglesia parroquial que parece hecha de azúcar. A ella se llega por una escalinata que cuando la subes piensas que te va a llevar al cielo. Tiene Santiago antiguas casas señoriales, plazuelas soledosas, calles que seguían el curso de los arroyos que bajaban de la cercana sierra. En Santiago se comen delicias gastronómicas que ya las quisiera degustar el Colegio de Cardenales cuando se junta en sínodo: un asado de puerco que se diría hecho de chamorro de ángel, si tuvieran los ángeles chamorro, y dulcísimos dulces hechos con la miel de las cañas en molienda. Lo mejor, sin embargo, es la gente de Santiago. De ella salen la magia y el espíritu de la antañona Villa, porque esa gente tiene genio e ingenio, es franca y abundante en la cordialidad. Aun sin conocerte un santiaguense te llamará "primo" si andas más o menos por sus mismos años, "sobrino" si eres menor que él, y "tío" si tienes más edad. Esa gente está llena de cuentos y leyendas, de chispeantes anécdotas curiosas que llenarían todos los tomos de una biblioteca. Por todo eso, y por mucho más, Santiago, Nuevo León, acaba de ser declarado Pueblo Mágico. Su inteligente alcalde Juan Valdés -¿qué tan inteligente no será, que casó con una De la Peña?-, compartió el júbilo de la designación con todos los santiaguenses y con el Gobernador González Parás, Nati, que muy inspirado estuvo al encomiar las bellezas de Santiago y la nobleza de su gente. Ciudad hermana de la mía es Santiago; ahí vive familia próxima a mi corazón. En él pongo la magia de Santiago, a ver si también el corazón se me hace mágico... FIN.

MIRADOR

Por Armando FUENTES AGUIRRE

El más viejo nogal que hay en el huerto es el primero en dar sus nueces. Se diría que tiene prisa por entregar sus dones antes de irse.

Ayer probé la nuez primera. Si la tierra, el sol y el agua tienen sabor, esta nuez sabía a agua, a tierra y sol. En su pequeñez estaba resumido todo el calendario: el largo reposo del invierno; el lento renacer de primavera; el júbilo de los veranos y la dorada plenitud de otoño.

Muchas nueces dará el árbol, pero ésta es única entre todas. Es la primera palabra del poema que cada año escribe el nogal.

La comí con unción, como quien comulga, y di gracias a Dios por esta hostia que él mismo consagró.

¡Hasta mañana!..

Leer más de Torreón

Escrito en:

Comentar esta noticia -

Noticias relacionadas

Siglo Plus

+ Más leídas de Torreón

LECTURAS ANTERIORES

Fotografías más vistas

Videos más vistos semana

Clasificados

ID: 239920

elsiglo.mx