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DE POLÍTICA Y COSAS PEORES

Por CATÓN

Un tipo entra en un bar. Vestía una camisa preciosa. "¿Dónde conseguiste esa camisa?" -le pregunta el barman. "Calvy Kleen" -contesta el tipo. A poco llega otro. Lucía un bien cortado pantalón. "¿Dónde conseguiste el pantalón?" -pregunta el cantinero. "Calvy Kleen" -responde también éste. Minutos después llega otro. Calzaba unos espléndidos zapatos. "¿Dónde conseguiste esos zapatos?" -inquiere el barman. Responde como los otros el sujeto: "Calvy Kleen". De pronto, ante el asombro general, entra un sujeto en el local. Vestía solamente calzones, camiseta y calcetines. "¡Oiga! -lo increpa el cantinero-. ¿Qué forma de presentarse es ésa? ¿Quién es usted?". Responde el individuo: "Calvy Kleen"... Senilia Chichikáida, actriz madura, recibió un homenaje al celebrar sus 50 años en el cine. Un orador tomó la palabra. "¿Qué fue lo que hizo la grandeza de Senilia? Voy a decirlo. Para poder hacer bien su papel en "Mujer de la calle" Senilia vivió durante cinco meses la vida de una prostituta. Pero eso no es lo que hizo su grandeza. Lo que hizo la grandeza de Senilia, amigos, es su perseverancia: ha seguido llevando esa misma vida hasta la fecha"... El que no da gracias no merece gracias. Yo quiero agradecer el afecto y la bondad de mis cuatro lectores que, multiplicados como los panes del milagro, estuvieron conmigo en la Feria Internacional del Libro, en Monterrey. Anunciada mi presentación en la sala C de Cintermex, mucho antes de la hora fijada el sitio ya estaba lleno a su máxima capacidad, de modo que hubo necesidad de mover los paneles corredizos y usar también la sala B para dar cabida al casi millar de personas que asistieron. Y todavía hubo gente de pie, y otra a la que no le fue posible ya entrar. (Recordé con la numerosísima asistencia el caso de aquel pobre señor sobre el cual pasó una aplanadora. Se le podía visitar en el hospital, cuartos 110 y 111). Otros motivos tiene mi agradecimiento. Después del generoso aplauso que, puesto en pie, el público me regaló tras de que presenté mi libro "Juárez y Maximiliano: la roca y el ensueño", hube de dedicar más de tres horas a firmar los ejemplares que los asistentes adquirieron para sí o para regalar ahora o en la ya tan cercana Navidad. "Al final -escribió Daniel Macías en "El Norte"-, se realizó una firma de libros que provocó una fila de cientos de personas que incluso salía de las salas de la Feria". En efecto, la gente -no dejan de asombrarme su bondad y su paciencia- formó una fila que se extendió como larga serpentina más allá del vastísimo recinto de la Feria. Hubo quien esperó casi dos horas para ver firmado su ejemplar. Cerca de 500 firmé, según contaron, jubilosos, los amigos de Diana, mi benemérita casa editorial. Oí palabras de personas que me deseaban larga vida, otras de quienes dicen que alegro sus mañanas, y algunas más de quienes me dijeron -quizá en broma- que mis orientaciones a la República les han hecho bien en horas de dificultad. Y recibí la foto en que aparece una bebita hermosa en brazos de su padre, al lado un sonriente yo, con esta inscripción: "Recuerdo: Mi amigo Armando Fuentes Aguirre, mi papá Julio Valdez y yo, Fátima Valdez Lumbreras. Feria del libro 2005. Mis papás Julio y Nora me enseñarán a leer los clásicos: Zévaco, Dumas, Salgari, Verne y Catón". ¡Heme aquí junto a los escritores en cuyos libros aprendí a imaginar! Un júbilo completo fue, entonces, la tarde del domingo para mí. Por ella doy las gracias, primero al Autor de todas, y luego a su representante personal: mi prójimo, que a cada paso me imparte el santo sacramento de la bondad humana. Se dice de mí que soy "el columnista más leído de México". No sé si lo sea, pero con gusto cambiaría eso por ser el más querido... FIN.

MIRADOR

Por Armando FUENTES AGUIRRE

Este hombre se halla en compañía de su gato. Mejor dicho: este hombre se halla en soledad junto a su gato. Pasa la mano sobre el arqueado lomo del felino y piensa que el gato es animal eléctrico.

Algo le ha quedado en la mano a este hombre tras hacerle la caricia al gato. Le ha quedado un soneto. Lo escribe... El hombre ya no existe, ni el gato existe ya. Pero quedó el soneto.

El autor se llamaba Baudelaire. Charles Baudelaire. Hacía versos. Sus versos son sinuosos y lánguidos como los gatos. Los gatos son tan inteligentes que quizás el de Baudelaire hacía los versos, y el escritor nada más los ponía en el papel. Quién sabe... Con los gatos nunca se sabe.

¡Hasta mañana!..

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