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De Política y Cosas Peores

Catón

Simpliciano, joven inocente, anhelaba en secreto llegar a la intimidad de Pirulina, pero no se animaba a declararle su febril deseo. Una tarde iban por la calle y vieron a un perrito y una perrita haciendo lo que los perritos y las perritas hacen en la calle. ?¡Caramba! -exclama Simpliciano con tono insinuativo-. ¡Cómo me gustaría hacer eso!?. Le dice Pirulina: ?No lo hagas. Si los interrumpes los dos podrían morderte?... Don Martiriano estaba en su lecho de muerte. Con el último aliento se dirige a su mujer, doña Jodoncia: ?¿Podrías cumplirme un último deseo??. ?¿De qué se trata?? -pregunta recelosa la gorgona. Pide don Martiriano con voz feble: ?Ahora que quedes viuda cásate con Capronio?. ?¿Con Capronio? -se sorprende doña Jodoncia-. ¡Creí que lo odiabas a muerte!?. Replica don Martiriano: ?Por eso?... Vivimos en estado de Estado. Eso implica la existencia de un orden jurídico al cual todos debemos sujetar nuestras acciones so riesgo de naufragar en la anarquía y el caos. (Voy a anotar eso de ?so riesgo de naufragar en la anarquía y el caos? para usarlo en un concurso de oratoria). Lo sucedido en Oaxaca es triste ejemplo de las consecuencias que derivan de la falta de aplicación recta y oportuna de la Ley. Se supone que vivimos en un estado de derecho, pero cuando los encargados de ejercer la autoridad no la ejercen, o la ejercen mal, entonces todo deriva en violencia, ya sea violencia de particulares o la violencia a la que el Estado debe recurrir para hacer que la Ley vuelva a imperar. Ayer Oaxaca estaba sitiada por la APPO; seguirá en estado de sitio por la obligada presencia de la fuerza pública. Muy fácil es decir que Ulises Ruiz es la manzana de la discordia, y que sacando de la cesta esa manzana todo regresará a la normalidad. Sencilla solución sería defenestrar a quien no ha sabido gobernar en paz a su comunidad. Pero sucede que, dígase lo que se diga, ese señor llegó a su cargo por virtud de una elección. Pienso que sólo quienes lo eligieron le pueden quitar la investidura. Debería instaurarse un procedimiento de plebiscito o referéndum por medio del cual los oaxaqueños determinaran mediante la expresión libre de su voluntad si el gobernador es rechazado únicamente por un grupo de opositores, como él dice, o si ha perdido de tal modo el apoyo de sus conciudadanos que no está ya en posibilidad de gobernar. Si el Congreso oaxaqueño tuviera en verdad autonomía, si sus integrantes pusieran el bien de Oaxaca por encima de sus compromisos o intereses, de seguro hallarían un medio de hacer esa consulta, único modo democrático de dar salida a esta cuestión sin que prevalezcan ni la violencia de unos ni el mal entendido principio de autoridad de otros. Es poco probable que Ulises Ruiz presente una solicitud de licencia que lo haga salir del escenario. Quedan entonces dos extremos igualmente deleznables: expulsarlo a como dé lugar o mantenerlo a toda costa. Echarlo de su cargo sin apego a la legalidad sería establecer un precedente peligroso. Y sostenerlo contra viento y marea para dar gusto al PRI y tenerlo como aliado equivaldría a emplear la fuerza y los recursos de la Federación en sostener a este hombre, que se ha conducido al mismo tiempo con torpeza y mala fe. Hallar una salida democrática al espinoso asunto sería resolver por un medio pacífico la situación de Oaxaca. Esa salida sólo se puede dar con la participación de los oaxaqueños, y no por la imposición de nadie... Un jactancioso individuo, majadero, declaró con torpe orgullo en una fiesta: ?Me he despachado a todas las mujeres que están aquí?. ?¡Caramba, señor! -le dice con tono admirativo un invitado-. ¡Entonces entre usted y su esposa ya se despacharon a toda la concurrencia!?... FIN.

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