Al final de esta columneja narraré dos cuentos gemelos: "La Mujer más Lista del Mundo" y "El Hombre más Listo del Mundo". Mañana aparecerá aquí mismo la historia de "El Tipo más Suertudo del Planeta"... Dulcilí, muchacha ingenua, les informó a sus padres, muy contrita, que estaba enferma de gustos pasados, es decir embarazada. "¡Santa Margarita de Antioquía y San Ramón Nonato! -clamó congojosa su mamá invocando a esos dos santos patronos de las mujeres en estado de buena esperanza-. ¿Por qué te sucedió eso?". Explica la tribulada Dulcilí: "Fue a causa de mi desnutrición". "¿Cómo? -inquiere ceñudo el genitor-. ¿Acaso estás desnutrida?". "Debo estarlo -contesta la muchacha-. No tuve fuerzas para decir que no"... Don Crésido, añoso señor rico y soltero, sin más familia que un sobrino, estaba en su lecho de enfermo. Con feble voz le pregunta a su deudo: "¿Hablaste con el médico?". "Sí, tío" -responde él. Inquiere el carcamal lleno de angustia: "Y ¿te dio alguna esperanza?". "Ninguna -suspira el sobrino con honda pesadumbre-. Parece que se va usted a aliviar"... Impericio casó con Pirulina. Al terminar el primer trance de amor Impericio concibió sospechas acerca del pasado de su flamante mujercita. "Dime -le pregunta con solemne acento-. ¿Soy yo el primer hombre en tu vida?". "No eres el primero -responde ella con paladina claridad-. Y después de ver tu desempeño creo que tampoco serás el último"... Por ser hoy viernes bonito no tengo humor para hablar sobre cosas de política. Haré nada más una pregunta a los diputados y senadores del PRD, Convergencia y el PT: ¿cobrarán sus dietas, gajes, bonos, beneficios y demás provechos ante las instituciones que López Obrador mandó al demonio, o irán a cobrarlas ante el "gobierno" del "Presidente legítimo" a quien han ofrecido ya su filial reconocimiento, incondicional apoyo y rendida devoción? Cualquiera dirá que esos señores no muestran coherencia en sus acciones. Yo, que soy tan incoherente, no lo digo. Pero les hago aquella pregunta... Este es el cuento de "La Mujer más Lista del Mundo". El patrullero detuvo en la carretera a una señora que iba manejando con exceso de velocidad. "Su licencia, por favor" -le solicita. "No traigo -responde ella-. Me la quitaron por conducir en estado de ebriedad". "Entonces deme la tarjeta de circulación". "Tampoco la tengo -replica la señora-. El coche es robado. Maté al dueño para quitárselo, y traigo su cadáver en la cajuela del vehículo". El patrullero, espantado, saca la pistola, hace que la mujer se tienda bocabajo en el suelo y llama por teléfono para pedir ayuda. Poco después llegaron cinco vehículos de la policía. El jefe se acerca con cuidado a la mujer. Le ordena apuntándole con su revólver: "Abra la cajuela de su coche". Ella la abre. La cajuela estaba vacía. "¿Tiene usted licencia de manejar?" -inquiere el oficial. La mujer la presenta. Estaba en orden, lo mismo que la tarjeta de circulación. El jefe le dice, desconcertado: "El patrullero nos informó que no traía usted licencia de manejar ni tarjeta de circulación; que se robó este coche; que mató al dueño y puso su cadáver en la cajuela del vehículo". Exclama furiosa la mujer: "¡Qué gran mentiroso! ¡Apuesto a que también les va a decir que venía yo manejando con exceso de velocidad!"... Este es el cuento de "El Hombre más Listo del Mundo". Le dice a su mujer: "Te apuesto 50 pesos a que puedo hacerte el amor una hora seguida". "Estás loco -se burla ella-. No eres capaz de aguantar todo ese tiempo. Acepto la apuesta". El esposo procedió a hacerle el amor. Como siempre, despachó el negocio en tres minutos. "Perdí" -reconoce. Y le entrega los 50 pesos a la mujer. Se burla ella otra vez: "Te dije que no eres capaz de durar tanto". "Ya lo sabía -dice el tipo-. Pero por 50 pesos conseguí que esta noche no te doliera la cabeza"... FIN.