A los 4 años el éxito consiste en no hacerte pipí en los pantalones. A los 10 años el éxito consiste en ser capaz de preparar tus propias comidas. A los 15 años el éxito consiste en tener amigos. A los 18 años el éxito consiste en poder manejar tu coche. A los 20 años el éxito consiste en tener sexo. A los 35 años el éxito consiste en ganar dinero. A los 50 años el éxito consiste en ganar dinero. A los 60 años el éxito consiste en tener sexo. A los 70 años el éxito consiste en poder manejar tu coche. A los 75 años el éxito consiste en tener amigos. A los 80 años el éxito consiste en ser capaz de preparar tus propias comidas. A los 85 años el éxito consiste en no hacerte pipí en los pantalones... Babalucas estaba encargado del departamento de aves en el súper. Llegó una señora a comprar un pavo, y todos los que vio en el congelador le parecieron muy pequeños. Le pregunta a Babalucas: ?¿Qué los pavos no crecen más??. ?No, señora -contesta el badulaque-. Ya están muertos?... Hace unos días presenté en Ciudad Victoria, en compañía de muy buenos amigos -don Enrique Cárdenas González, Aníbal Pérez Vargas, Alfredo García Puente-, el excelente libro ?Gobernabilidad secuestrada?, del doctor Ramón Durón Ruiz. En él dice su autor que el próximo Presidente de México deberá encabezar "un gobierno eficiente, honesto". Conocedor lo mismo del derecho y la política que de la cultura popular, el doctor Durón Ruiz ha sido entusiasta difusor de los decires del famoso Filósofo de Güemez. Ese apellido, con distinta grafía, es el de don Juan Vicente Güemes y Horcasitas, conde de Revillagigedo, virrey del Reino -que no ?colonia?, como se dice equivocadamente- de la Nueva España. Este preclaro varón, piensan algunos, fue el mejor gobernante que tuvo el Nuevo Mundo. Don José Miguel Guridi y Alcocer hizo su etopeya, es decir la descripción de su carácter, acciones y costumbres: ?... Nunca tomó el más mínimo regalo u obsequio, mirando como delito el presentárselo. Fue tan laborioso que el alba lo encontraba trabajando en el gobierno, y prolongaba sus tareas hasta más allá de la medianoche. Tan eficaz fue que no demoraba asunto alguno, y hacía que sus Ministros cumplieran sus deberes. No seguía parcialidad ni partido: no había otra puerta para entrarle que la justicia o la razón. Pensaba mucho antes de tomar una resolución, pero una vez tomada la llevaba a cabo decididamente. Los mayores obstáculos no alcanzaban a apartarlo de los justos propósitos, porque ¿de qué sirve una sabia providencia si no se hace obedecer?...?. A la vista de los actuales acontecimientos ninguna duda cabe de que así debe ser el próximo gobierno de la República: honesto y eficiente, como en su libro dice el doctor Ramón Durón... Doña Jodoncia y su tímido esposo don Martiriano recorrieron la galería de arte cada uno por su lado. Al salir doña Jodoncia le dice a su consorte: ?¿Viste ese busto de mujer tallado en mármol? ¡Qué grandes tiene las bubis!?. ?No sólo muy grandes -replica don Martiriano-. También muy frías?... Se casaron dos huevitos, el huevito y la huevita. Al empezar la noche de bodas la huevita entró en el baño, y poco después salió cubierta sólo por un vaporoso negligé que permitía adivinar la plenitud de su blancura alabastrina y la acabada perfección de sus redondeadas formas. Al verla así, tan hermosa e incitante, el huevito de inmediato se llevó las manos a la cabeza y se cubrió con ellas. Le pregunta, asombrada, la huevita: ?¿Por qué haces eso??. Lleno de inquietud replica el huevito: ?Porque la última vez que me puse así de duro alguien me quebró acá arriba golpeándome con una cuchara?... FIN.
