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DE POLÍTICA Y COSAS PEORES

ARMANDO CAMORRA

Pirulina, muchacha pizpireta, fue a consultar a un médico. Le dice: "Siento escalofrío y náuseas". El facultativo sonríe y dictamina: "Según esos síntomas, o tiene usted catarro o está embarazada". Responde con voz sombría Pirulina: "Seguramente estoy embarazada, doctor. Fui a Acapulco este fin de semana con cinco amigos, y todos tenían aquello que le platiqué, pero ninguno tenía gripe"... Al revés de Pirulina, Dulcilí era una joven doncella ingenua y cándida, espejo de la inocencia y la virtud. Cierto día un muchacho la invitó a salir. La mamá de Dulcilí se preocupó sobremanera: bien sabía que a su hija le faltaba la ciencia mundanal que una muchacha necesita para sofrenar la rijosa libídine del hombre y poner coto a su lubricidad. Le dijo, pues, a su candorosa hija: "Temo que ese hombre se te suba encima y te arrebate la impoluta gala de tu pureza virginal. Si eso sucede yo me moriría". Fue Dulcilí a su cita, y regresó a medianoche muy ufana. Le dice con orgullo a su angustiada madre: "Sucedió todo lo contrario de lo que tú temías, mami. Fui yo la que se le subió encima a ese muchacho. Total, que se muera su mamá"... Don Wormilio estaba en el bar con su joven y curvilínea esposa. Un norteamericano ebrio, hombre de estatura desmesurada, cuello de toro, brazos como aspas de molino y puños de maza se llegó a su mesa y sin decir palabra tomó con rudeza a la señora por el brazo y la sacó a bailar. Pegó su cuerpo al de la asustada mujer, y así la trajo, apergollada y oprimida, hasta que terminó la música. Luego la llevó otra vez a su lugar, la empujó violentamente para hacerla sentar y regresó a la barra. Don Wormilio, que todo lo había visto sin moverse de su lugar, le explica a su mujer: "Tuve que contenerme, vieja. No sé hablar inglés"... Me parecieron acertadas las designaciones hechas por Felipe Calderón para integrar su gabinete económico. Desacertado, en cambio, me pareció que el Presidente electo haya anunciado esas designaciones inmediatamente después de que López Obrador escenificó su farsa de "toma de posesión". El michoacano dio la impresión de haber querido opacar con ese anuncio la acción del ex candidato perdedor. Lo cierto es que AMLO está perdido ya, extraviado en su propio laberinto. Si Calderón lo toma como referencia para determinar el rumbo y momento de sus actuaciones le estará dando una importancia que no tiene, y atizará unas cenizas prácticamente ya apagadas. El Presidente debe hacer lo que debe hacer, independientemente de lo que haga López Obrador, que recorrerá el país igual que lo está recorriendo Marcos, su competidor en el tinglado de la mentira y la ficción, como un patético fantasma de sí mismo... ¡Brrr! Esa última frase que pusiste, columnista, la que dice: "... Como un patético fantasma de sí mismo...", me provocó un estremecimiento erisipelatoso que me sacudió los huesos trapecio y trapezoide de la segunda fila del carpo (Multangulum maius y Multangulum minus). He de rogarte que no uses expresiones así, tan lapidarias, pues su lectura me conturba el ánimo. Ea, narra ahora un cuento de humor leve que me devuelva la perdida paz... Babalina, hermana de Babalucas, estaba en el departamento de un muchacho de no muy buenas intenciones. Era de noche ya, y empezó a llover copiosamente. El salaz joven le dice a Babalina: "¿Por qué no te quedas a pasar aquí la noche?". Al escuchar aquella proposición ella se levantó y salió del departamento sin decir palabra. El muchacho sintió remordimientos: seguramente había ofendido a Babalina con su aleve invitación. Grande fue su sorpresa, por lo tanto, cuando ella regresó. Venía escurriendo agua, ensopada de cabeza a pies. "¿A dónde fuiste?" -pregunta él, asombrado. Responde Babalina: "A traer mi piyama"... FIN.

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