Doña Tebaida Tridua leyó el cuento que ahora sigue y sufrió un raro fenómeno de esquizotriquia: todos los cabellos se le dividieron por la punta, con la cual la ilustre dama, presidenta ad vitam de la Pía Sociedad de Sociedades Pías, cobró aspecto de ménade o gorgona. Para evitar que dicho cuadro degenerara en falacrosis, extrema forma de alopecia, los facultativos prescribieron un tratamiento a base de ibogaína (Tabernanthe iboga), a fin de aumentar el flujo hemático a la región craneal de la paciente. Las personas propensas a tricomas deben por tanto abstenerse de leer el siguiente chascarrillo... Cierto médico examinaba a un señor. En el curso del examen el galeno advirtió que la parte varonil de aquel sujeto era pequeña en grado extremo: la Naturaleza se había mostrado con él mezquina, avara, cicatera, rácana. "Me llama la atención, señor -le dijo-, la pequeñez de su dotación viril. Permítame hacerle una pregunta que no lleva consigo morbosidad o sorna, sino mero interés profesional: ¿resiente usted algún problema derivado del mínimo tamaño de su porción pudenda?". Responde algo apenado el tipo: "En efecto, doctor. A veces afronto inconvenientes por causa de esa injusta distribución de la riqueza. En las mañanas, por ejemplo, tengo alguna dificultad para encontrar la susodicha parte cuando la busco a efecto de desahogar una necesidad menor". Inquiere el facultativo: "Y por las noches, para otros efectos, ¿también batalla para hallarla?". "No tanto -responde el individuo-, porque entonces somos dos los que buscamos"... Un caballero se presentó en la demarcación de policía. Quería interrogar, manifestó, al ladrón que la noche anterior había entrado en su casa, y que fue detenido por gendarmes. "Lo siento, señor -le dice el oficial de guardia-. Nosotros nos encargamos de los interrogatorios". Suplica el visitante: "Déjeme hablar con él aunque sea un momentito. Quiero saber cómo hizo para entrar en la casa sin despertar a mi mujer"... La dirigencia del PRD está pisando ya los extremos de la insania. Es aberrante eso de llamar a Flavio Sosa "preso político", y defenderlo por el solo hecho de formar parte del consejo perredista. Ese individuo es un delincuente, un líder inmoral de la peor calaña. Ha medrado a costa de las necesidades de los pobres y los ha vendido una y otra vez al poderoso en turno. Debe quedar sujeto al orden jurídico en mayor medida que los infelices a quienes envió a incendiar y destruir. No estamos aquí en presencia de un "quinazo". Para deshacerse de Joaquín Hernández Galicia el entonces Presidente Salinas de Gortari le fabricó delitos. En el caso de Sosa sus actos delincuenciales fueron cometidos a la vista de todos, y caen claramente dentro de las tipificaciones de la legislación penal. No debe haber presos políticos, pero tampoco debe haber quienes por razones políticas se sustraigan al imperio de la ley. Felipe Calderón no está dando un albazo propagandístico: está haciendo lo que su predecesor dejó de hacer. Esa actitud de mano firme es aplaudida por la inmensa mayoría de los mexicanos. Cuando los dirigentes perredistas anuncian que apoyarán a Sosa siguen precipitando a su partido en el despeñadero. Eso se reflejará en las elecciones del próximo año: la gente no entregará su voto a quienes han hecho ya de la violencia y del sistemático apartamiento de la ley sus principales armas.. El cantinero trataba de consolar a un parroquiano que había encontrado a su mujer con otro hombre. "No es el fin del mundo" -le decía. Responde el coronado: "Eso lo dice usted porque no ha pasado por esto. ¿Qué haría si encontrara a su mujer con otro?". Responde sin vacilar el tabernero: "Le rompería al desgraciado en la cabeza su bastón de ciego"... FIN.