La señora llegó a su casa del trabajo. De inmediato su esposo fue hacia ella, la abrazó y empezó a darle besitos en el cuello al tiempo que le desabotonaba la ligera blusa. "Por favor, querido -lo frena ella-. Cuando llego a casa quiero olvidarme de lo que hago en la oficina"... Bustilia Grandchichier, señora pechugona, fue de viaje con su marido e hizo tantas compras que el esposo se preocupó: de seguro al regresar tendrían problemas en la aduana. "No te inquietes, viejo -lo tranquiliza ella-. En el momento en que nos vayan a revisar me las arreglaré para que se me rompa un tirante del brasiér"... En el corral había dos gallos. Uno le dice al otro: "Ya sé que esto no es justo, Quiquirino, pero la verdad es que no hay justicia en este mundo. Yo seguiré encargándome de las gallinas y tú seguirás a cargo de cantar en la madrugada para despertar a la gente"... Lord Feebledick entró en la alcoba conyugal y sorprendió a su mujer, lady Loosebloomers, en compañía de Wellh Ung, el toroso mancebo encargado de la cría de los faisanes. Al ver que la pecatriz se estaba refocilando con su ilícito amador, lord Feebledick prorrumpió en dicterios exaltados: "¡Hetaira! ¡Mesalina! ¡Zorra! ¡Vil cortesana sin pudor!". "¿Qué significa esto, Feebledick? -responde ella en tono severo de reproche-. ¿Debo entender que lo que siempre dices acerca de la democracia, y aquello de compartir la riqueza con las clases bajas, es sólo de dientes para afuera?"... El boxeador en apuros se sorprendió cuando al llegar a su esquina sus ayudantes empezaron a quitarle apresuradamente los guantes y las zapatillas. "En el siguiente round -le indica su manejador- saldrás con las zapatillas en las manos y los guantes en los pies. Se trata de desconcertar a tu rival"... Llena de nerviosidad la azafata del avión preguntó por el altavoz a los pasajeros si entre ellos había algún cerrajero. "¿Qué sucede, señorita?" -pregunta uno de ellos. Responde la muchacha: "Hay una persona en el baño, y no puede salir porque la cerradura se atoró". Contesta el hombre: "Estamos a punto ya de aterrizar. Cuando lleguemos, el personal de tierra ayudará a esa persona a salir". "No podemos esperar -replica la azafata-. La persona que está encerrada es el piloto"... Suspiraba una señora viendo a su senescente esposo, y decía: "Ahora sé cuál es el verdadero sexo débil: el de los hombres después de los 60"... De nueva cuenta me dirijo al Presidente Bush para exigirle en nombre de la Humanidad -y mío propio- que saque a sus soldados de Iraq. En todos los tonos se lo he pedido ya, y él no hace el menor caso. ¿Así tratas, George, a la opinión mundial? Te he demostrado con sobradas pruebas que ese conflicto es otro Vietnam; que ninguna posibilidad tienen los Estados Unidos de obtener en Iraq una victoria militar. ¿Y aun así te empecinas en seguir ahí? Tendrás que decir al fin y al cabo lo que con amargura dijo Johnson tras el fracaso de Vietnam, que destruyó su presidencia: "That bitch of a war". "Esa perra guerra". De mí te vas a acordar... El joven médico ponía su estetoscopio en la ebúrnea redondez de la atractiva pompa izquierda de la guapa chica. "Doctor -pregunta ella con desasosiego-. ¿Está usted seguro de que esa parte es la mejor para oír los latidos del corazón?"... La suegra le cuenta muy orgullosa a su yerno: "Cuando era joven posé para el artista que pintó el cuadro ?Eva y la serpiente?". Pregunta el yerno: "¿Y quién posó de Eva?"... En la noche de bodas, al terminar el primer trance de amor, le dice Pirulina a Simpliciano, su flamante esposo: "Es cierto, Simpli: no eres el primero. Y, según te vi, muy probablemente tampoco vas a ser el último"... FIN.
