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Debacle tricolor/Historias del absurdo

Luis Guillermo Hernández Aranda

A pesar que sólo ha transcurrido una semana del cierre de campaña de Roberto Madrazo en Saltillo, sus palabras se vuelven lejanas. En esa ocasión el candidato a la Presidencia de la República por el PRI dijo que el gobernador, Humberto Moreira, tendría la llave para entrar a Los Pinos y a Palacio Nacional. Hoy nada es más alejado de la realidad, ya que gane quien gane la elección presidencial -Andrés Manuel López Obrador o Felipe Calderón Hinojosa- no le favorece tanto al gobernador.

Por primera vez en sus 77 años de historia, el Partido Revolucionario Institucional se ubicó en el tercer lugar de las fuerzas políticas nacionales, de acuerdo con los resultados preliminares del IFE. Y aunque los dirigentes estatales del tricolor lo traten de minimizar, el triunfo del PAN en Coahuila fue contundente.

El PRI apenas se alzó con la victoria en el Distrito 02, donde Javier Guerrero derrotó, no sin sufrir antes, a Emilio Bichara. El otro triunfo del Revolucionario Institucional fue en el 04 con sede en Saltillo, mientras que el PAN ganó cinco distritos y las dos senadurías de mayoría.

¿Dónde quedó la maquinaria priista?, es la pregunta que muchos se hacen, sobre todo cuando en las elecciones para gobernador, Humberto Moreira se alzó con una cómoda victoria sobre su oponente el panista Jorge Zermeño.

Samuel Rodríguez, dirigente del PRI en Coahuila, atribuye la derrota a un fenómeno nacional generado por Felipe Calderón. Lo cual a pesar de ser cierto es una respuesta muy simplista. La derrota del PRI proviene de una suma de factores que sus militantes parecen no querer ver.

En septiembre la movilización del magisterio de Coahuila fue determinante para que Humberto Moreira se alzara con la victoria. Hoy los docentes no participaron con el mismo entusiasmo, ni promovieron el voto como en otras ocasiones, prueba de ello es la derrota del líder de la Sección 35 Gerardo Alba.

A nivel nacional se habla de que Elba Esther Gordillo fue clara en sus instrucciones al sindicato de maestros: “hay que salvar el registro del Partido Nueva Alianza”, les dijo. Así los docentes ejercieron libremente su voto para la Presidencia de la República, pero la encomienda era apoyar a los candidatos del llamado Panal al Congreso de la Unión.

Y es que al menos en dos de los siete distritos electorales de Coahuila el PRI perdió ante la presencia del Partido Nueva Alianza. Por ejemplo, con el 98.60 por ciento de las actas computadas, el PAN tenía la ventaja en el Distrito 01 de Piedras Negras con 38 mil 836 votos contra 36 mil 385 del PRI, la diferencia es de 2 mil 451 votos, en esta región el Panal alcanzó 5 mil 925 votos. Sufragios que históricamente pertenecían al PRI. El caso se repite en el Distrito 03 de Monclova, ahí el PAN ganó con aproximadamente 50 mil 225 votos, mientras que el PRI obtuvo 44 mil 087. La diferencia es de 6 mil 138 y el Panal tuvo 9 mil 697.

Esto es un indicativo de que la participación electoral del Panal realmente sí influyó de manera negativa en el PRI.

Por otra parte está el factor Raúl Sifuentes, quien le generó al PRD aproximadamente 157 mil votos en la carrera por el Senado. Viejo lobo de mar, el ex secretario de Gobierno también en septiembre se disciplinó y movilizó a su gente para que apoyara a Moreira. Hoy la historia fue distinta y los sifuentistas votaron por el color amarillo.

La burocracia de Coahuila también castigó a Moreira. Es necesario recordar que al inicio de la nueva Administración se dieron muchos despidos de burócratas, que a pesar ser priistas habían apoyado en el proceso interno a Javier Guerrero, Alejandro Gutiérrez o al mismo Sifuentes, éste fue motivo suficiente para peder la chamba. Esos votos, tradicionalmente priistas, desparecieron.

El PRI se ha alejado de gente, se acerca a los líderes de las colonias pero ya no llegan los apoyos como en el pasado. Los jóvenes priistas parecen más preocupados en hacer política en los cafés que en los sectores marginados, donde radicaba su fuerza.

En Saltillo por ejemplo, se puede mencionar a María Herrera como una de las lideresas más eficientes que tenía el PRI para movilizar a la gente. Hoy esta mujer apoyó a Raúl Sifuentes, y es que María nunca pudo arreglar sus diferencias con Moreira.

En Torreón Román Alberto Cepeda, dirigente local del tricolor, acepta su culpa en los errores cometidos y al igual que Samuel Rodríguez se escuda en que la derrota no fue privativa de esta ciudad, fue un “fenómeno nacional”.

La debacle del PRI tiene como consecuencia que ya Guillermo Anaya y Ernesto Saro Boardman se perfilen como serios aspirantes a suceder a Humberto Moreira. En Torreón Carlos Bracho y Jesús de León Tello estarían compitiendo por la alcaldía.

El PAN desde ahora muestra cartas fuertes para los próximos procesos electorales, mientras que en el PRI la caballada se ve muy flaca. Anhelando viejas glorias, los priistas han olvidado el trabajo de campo para únicamente sentarse en los cafés y operar desde ahí políticamente, lo cual a todas luces no ha sido suficiente.

lharanda@elsiglodetorreon.com.mx

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