El juez Mohammed Oreibi al Jalifa cambió de parecer y decidió pedir la declaración de un testigo de la fiscalía.
AP
BAGDAD.-Saddam Hussein no cumplió con su palabra y asistió el miércoles al juicio que se lleva en su contra por acusaciones de genocidio de kurdos.
Un día antes, el ex dictador iraquí depuesto en el 2003, le escribió una carta al juez principal avisándole que no asistiría más a la corte. Sin embargo, Saddam entró en la sala con una amplia sonrisa y se sentó junto a otros seis acusados. No se supo de forma inmediata qué lo llevó a cambiar de parecer.
En otro hecho relevante, el juez Mohammed Oreibi al Jalifa llamó a declarar a un testigo de la fiscalía, revirtiendo así su decisión de no escuchar más testimonios.
En un comunicado escrito divulgado por los abogados de Saddam el martes, el ex presidente denunció que hubo "insultos" repetidos por parte del juez al Jalifa y la fiscalía en su contra. Saddam es juzgado por su papel en la operación militar Anfal contra los kurdos en 1987-88.
"No aceptaré ofensas en mi contra de usted o de otras personas", le escribió Saddam a al Jalifa.
"Por lo tanto, pido ser excusado de asistir a las audiencias en esta comedia y usted puede hacer lo que le plazca", concluyó Saddam.
Tanto el ex dictador como los otros seis acusados, cercanos colaboradores de su Gobierno, se han declarado inocentes de haber cometido crímenes de guerra o contra la humanidad por su participación en la Operación Anfal. Saddam y otro acusado también se han declarado inocentes de genocidio. De ser condenados, todos podrían ser sentenciados a la pena de muerte.
La fiscalía estipula que 180 mil kurdos murieron durante la ofensiva de Saddam contra las guerrillas separatistas de esa zona del norte de Irak. Acusan a las cabezas del gobierno de Saddam de haber ordenado la destrucción de cientos de aldeas, con el resultado de cientos de miles de muertos y desplazados.
El domingo, los abogados de Saddam apelaron la sentencia a muerte impuesta por un tribunal por una ola represiva contra chiíes lanzada durante su dictadura. Los letrados acusaron además al tribunal de intentar demorar el proceso.
Cinco jueces iraquíes sentenciaron el 5 de noviembre a Saddam y a otros cinco prominentes miembros de su régimen a morir en la horca, por la matanza de 148 personas en la población de Dujail, al norte de Bagdad, tras un intento de asesinato contra el por entonces líder iraquí.
