CINCINNATI, EU., (EL UNIVERSAL-AEE).- Una mujer que vestía de blanco fue colocada en una silla y frente a un aparato de televisión desde hacía dos años porque le dijo a la encargada de cuidarla que no quería ser sepultada y planeaba regresar, informó el servicio de medicina forense.
?No muestren mi cadáver cuando muera. No me sepulten, voy a regresar?, señaló el médico forense de Condado de Hamilton, O?dell Owens, al describir ayer la última voluntad de Johanna Pope.
Pope murió a los 61 años el 29 de agosto de 2003. Su cuidadora y amiga, cuyo nombre no fue divulgado, dejó a la mujer en el piso de arriba de la casa con la televisión y el aire acondicionado encendidos mientras el cadáver se descomponía lentamente y se momificaba, indicaron las autoridades.
Algunos de sus familiares siguieron viviendo en el piso de abajo de su casa desde su muerte.
La Policía fue a la casa el miércoles pasado después que un familiar, que no había visto a Pope en dos años la llamó por teléfono. Encontraron una escalera detrás de una puerta bloqueada por una canasta y subieron al segundo piso, donde hallaron el cadáver.
?Desde afuera, uno podía oler la muerte?, señaló Owens. El forense indicó que no había determinado la causa de la muerte de la mujer, pero no encontró señales de maltrato o de que hubieran intentado asesinarla.
Las autoridades investigan para determinar si se cometió algún delito, sin embargo Owens dijo que ni la cuidadora ni sus familiares se beneficiaron de alguna manera al conservar el cadáver de Pope.