Hablar de Juárez en la actualidad es invocar las causas más nobles del pensamiento liberal, sus preceptos encierran un marco referencial al respeto de naciones e individuos, como también a los derechos universales sin soslayar sus ideales hacia la defensa de la patria...
Ahora que en el horizonte político de la República se perfila una lucha tremenda por el poder, es cuando más la nación necesita hombres públicos con acendrada responsabilidad como la tuvo el indio nacido en Guelatao, Oaxaca un 21 de marzo de 1806...
Es una verdadera vergüenza nacional que a dos siglos del nacimiento de uno de los más ínclitos y probos hombres en el suelo nacional aún nuestros compatriotas anden en andrajos y algunos sean considerados parias en este hermoso país.
Juárez fue grande porque en él hubo un rasgo llamado humildad y honestidad, valores ahora perdidos y extraviados en nuestra clase gobernante, Juárez se rodeó de gente con ideas liberales, intelectuales, con el carácter templado para resistir las presiones internas y externas y eso desarrolló su vida y es ahí donde se finca y determina la rectitud de su conciencia y la lealtad hacia su suelo y su gente...
Juárez fue un nómada en pos de salvaguardar la República Liberal, no sólo estuvo en un lugar conocido como la Cueva del Tabaco o El Gatuño, en Coahuila, también en su trashumancia defendió Veracruz en la Guerra de los Tres Años desde donde instala el Gobierno y desde ese heroico puerto expidió las Leyes de Reforma...
El pensamiento liberal de Juárez es un olvido de su propia persona que se convierte en un exclusivo y previsor en el bien patrio y es la modestia, la prudencia y la razón la que hace que este hombre honrado tenga la responsabilidad en esos momentos tan aciagos y ante un pueblo quebrantado en esa época de traiciones con largas luchas.
Quiero hacer referencia a dos de los muchos rasgos que el indio de Oaxaca tuvo, su honradez a toda prueba que una vez quedó demostrada cuando joven Juárez era profesor de una escuela de Historia y al recibir su sueldo y notar que era más que el que le correspondía acudió ante sus superiores para devolver lo que no había devengado con su trabajo.
Honradez que siempre defendió en pos de las clases necesitadas, cosa que nuestra clase política actual no ha seguido y lo otro cuando Juárez muere, su capital era de 23 mil pesos, que aún en su época era muy poco dinero para un dignatario, ejemplos los dos que de mucho servirían a la nación en estos momentos.
No debemos olvidar los mexicanos lo que el licenciado Benito Juárez lleva a cabo en 1857 la primera piedra que será la Constitución, una carta constitucional liberal, entonces los conservadores apelan a las armas, Juárez responde con las Leyes de Reforma, que de paso terminan con los fueros y destruyen el poder material de la Iglesia.
México nace en la época de la Reforma, en ella y por ella se concibe, se inventa y se proyecta la Reforma es un movimiento inspirado en una filosofía universal que sólo da el pensamiento liberal y que en México estuvo presente no sólo en Juárez sino en otros grandes maestros de la inteligencia liberal como lo fueron don José María Mora y Valentín Gómez Farías.
Sería una falta de respeto el nombrar a los liberales que ayudaron al benemérito en su ardua tarea de conformar la República, porque fueron muchos y podría por mi flaca memoria hacer menos a algunos que a su lado lucharon como soldados con la espada y fusil defendiendo la patria y derramando su sangre y otros que con su pluma, también fueron perseguidos y hostigados.
En Coahuila por la Región Lagunera quedaron algunos por citar al profesor Cristóbal Díaz y en estas mismas tierras al general González Herrera que como el benemérito defendieron nuestra nación que vapuleada por Fuerzas extranjeras querían el dominio para el imperio europeo. Y es donde Juárez demuestra el antiimperialismo y su aprecio a la soberanía nacional. De las muchas anécdotas que el gran escritor y paisano de Juárez, don Andrés Henestrosa hace, contaré una que le escuché hace años…
Cuando Juárez regresa de su exilio en Nueva Orleans en el año de 1854 plasma el plan de Ayutla, una de las grandes obras de los liberales, en donde se unen poetas, escritores intelectuales, militares periodistas y pensadores. En esa fecha Juárez regresa al país para unirse a los revolucionarios, una tormenta lo sorprende en despoblado y como Juárez viaja sin equipaje acepta un modesto cambio de ropa de un soldado de la época que consistía en un calzón y “cotón” de manta y una frazada.
Nadie lo conoce, ni él se identifica. Benito Juárez presta servicios con humildad redactando cartas a sus jefes… sucede que un día llega una carta dirigida a Juárez, sólo entonces se identifica y cuando sus jefes admirados le preguntan por qué no lo había hecho el indio de Oaxaca responde: “Sabiendo que aquí se pelea por la libertad vine a ver en qué podía servir a mi patria, eso es todo”…
Vuelvo a repetir una lección que aún después de dos siglos no hemos aprendido, los mexicanos llegamos tarde y nacimos cuando ya era tarde en la historia, nos negamos a conocer nuestro pasado y si acaso alguien nos lo recuerda escupimos sobre él, como hemos escupido sobre nuestros restos, nuestros pueblos se echaron a dormir por siglos y mientras dormíamos nos han robado y como consecuencia muchos pueblos viven en la ignominia, no hemos podido conservar ni siquiera lo que nuestros héroes nos dejaron, nos hemos apuñalado entre nosotros...
Es bueno recordar una frase del inconmensurable poeta zacatecano Ramón López Velarde que dijo alguna vez: “La patria no es una realidad histórica o política, sino un sentimiento muy íntimo”, basándose en la memoria y preceptos del indio liberal de Oaxaca licenciado don Benito Pablo Juárez García…
Mi nuevo correo electrónico es:
kinotre@hotmail.com
