A partir del 18 de enero comenzó la guerra civil política en todo el territorio nacional, el bombardeo vendrá de todas partes, los candidatos, partidos y sus correligionarios velarán armas hasta el mes de julio, se vale con todo, el hermano y compadre lobo no pueden quedarse fuera de este matech o zafarrancho de combate, es una guerra de palabras, hechos y desencantos como se estila en nuestra lesiva y atávica clase política y para desgracia el pueblo estará en el fuego cruzado de los tres frentes más importantes que son el PRI, el PAN y el PRD, todo un ardid electoral se estará jugando el poder omnipotente en pos de defender la misma Constitución Política Mexicana y como si fuera un capricho por la Silla del Águila, cada uno de los cinco candidatos tendrá una mentira oficial disfrazada de mensaje central que sin duda será previamente atacado.
Las insidias se apoderarán poco a poco del entorno político y las contestaciones más que propuestas serán descompuestas y oblicuas acusaciones de unos contra otros, como corresponde los agravios se darán en reuniones, -debates que son indispensables- aunque siempre resultan desordenadas e improductivas.
Política terrorista se ha convertido la nuestra, sin marco referente a los problemas sociales que le apuesta a los votos del miedo y sin referencias o balances económicos, sociales, de justicia y reformas de fondo por alguno de los aspirantes en turno. Serán largos días, extensas semanas e interminables meses en los recorridos políticos con avanzadas de las caravanas, los promotores del voto en ciudades, colonias, clubs y los sindicatos con sus líderes corruptos y su infidelidad hacia el partido derrotado o candidato perdedor para cambiarse de camiseta y volver a la falacia de los servidores públicos que sólo buscan el no salir de la teta presupuestal.
Sin duda esta guerra civil se dará con todo y hasta en la cocina de muchos grupos, el caso concreto del SNTE con profesores más desorientados que nuestro abuelo Adán en un día de las madres, otros irán hasta la ignominia por salvaguardar la dignidad de su candidato.
Nacerán a pasto asociaciones y grupúsculos que se unirán al PRD, al PAN y al PRI y qué decir de las rémoras que disfrazados de partidos y solapados por el IFE quieren ser protagonistas y sólo son antagonistas con un gasto de dinero que la verdad no debe ser, el caso del Convergencia, Verde Ecologista de México, el Partido del Trabajo, Alianza Socialdemócrata, etc.
No faltarán los hombres de negocios, (de la Canaco, la Canacintra, etc.) llamados Iniciativa Privada que también se quieren columpiar en la liana de las vaguedades y con cenas glamorosas inviten a los candidatos (a todos) y una vez ya el ganador sin recato le exigirán la parte del león, es decir les tiembla su corazoncito político pero arrinconado, a estos empresarios que siempre se reservan el derecho del voto secreto y sólo lanzan un grito atarzanado con el que resulte ganador para agarrarse de la liana.
En esta guerra nunca faltan los todólogos, las mesas redondas o cuadradas de expertos en todo, algunos con aire de intelectuales lanzarán sus profecías y le harán al chamán sobre quién será el próximo capitán de este barco llamado México y que entre bandazos y vientos a sotavento navega en este marasmo político cuyo rasante es la violencia política o la política común acompañada siempre de funestas consecuencias para el pueblo.
La radio, la televisión, los espectaculares pronto se llenarán de sonrisas congeladas que los candidatos brindarán; la ironía será usada como arma colectiva para cautivar a los ciudadanos, las amas de casa renegarán porque en sus telenovelas verán rostros y mensajes tortuosos, quizá más que la misma suerte de la heroína de la telenovela.
En fin, mal comienza el año para el que van ahorcar en enero, se termina la normalidad y comienza un periodo de tribulaciones, tal vez un paso más hacia la transición sin llegar a la democracia, a la contienda llena de contradicciones, resquebrajamientos de la sociedad y que como están las cosas en el país y ante los usufructos de la casta divina (los políticos) con o sin la democracia, poco o nada se puede hacer para arreglar o enderezar el rumbo de este gran barco que es México.
¿Por qué? Porque primero se necesita democratizar a los políticos y como están las cosas y a estas alturas del juego no se ve bien que nos quieran dar clases de ética y moral, si la mayoría no rebuzna porque no se sabe la tonada.
¡Arrancan!, escoja su penco y usted sabe si usa vara o como dicen los rancheros, se va sin cuarta.
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