Al igual que el cuento del boliviano Cerruto, de pronto llegó a México para quedarse, como una nube gris, sin barreras se apoderó del entorno nacional. El país de México como un caldo de cultivo natural no opuso resistencia, su cercanía con los billetes verdes y un pueblo como el de Estados Unidos de Norteamérica que está en plena decadencia moral, fue por añadidura, la gran alberca donde los mafiosos se tiran los clavados desde un trampolín llamado México.
Fueron muchas las voces y muchas las bocas que se acallaron, la corrupción que imperó y aún ronda en la clase política y judicial, fue el callejón oscuro que los ?jefes? y capos tomaron como camino fácil y después no fue necesario usar la oscuridad como trampa, los manejos del negocio sucio o ?lavado? se llevan a cabo en plena luz del día y frente a un auditorio, que como van las cosas y al igual que Colombia y Brasil se está perdiendo todo poder o rasgo de asombro...
El rostro de las mafias tiene cara, forma, tamaño, nombre y apellido y no sólo se han declarado la guerra entre ellos mismos, ni a la sociedad enviciando a los jóvenes y distribuyendo la droga como golosinas, sino inclusive han rebasado el Estado, con todo y su maltrecho Estado de Derecho que tanto pregonan nuestras incorruptas autoridades y todo su Poder Judicial...
Se sabe sólo como saldo de unas mil 134 ejecuciones relacionadas con el narco en lo que va del año, es decir, desde enero hasta los últimos días de julio, un promedio de 162 por mes, a la semana fueron ejecutados 40.5, esto sin contar cientos de desaparecidos y desde luego descartando los secuestrados y las muertes de Juárez que sigue siendo una vergüenza para el país, aunque para Fox y su comitiva sólo sean unas simples estadísticas o en el peor de los casos ?ciudadanos y ciudadanas que no votaron el pasado dos de julio?.
La muerte tiene permiso en México, su suelo está regado con sangre, la Tierra Caliente en el Estado de Guerrero arde, en Sinaloa y Michoacán ni el Ejército los puede parar, los narcos no dejan rastros, no tienen rostro o si lo tienen, nadie se atreve a quitarles el velo, el tamaño del miedo es más que el amor por México.
Ahora algunas autoridades le quieren cargar los muertitos a los Maras Salvatruchas y los Kaibiles, ex militares de Guatemala, sicarios que según fuentes están en México, los nombres de los capos son muy conocidos y su influencia va más allá de vender droga, ya que está demostrado que su fuerza depredadora es el terror.
Los diferentes Gobiernos de las entidades donde se suscitan los crímenes tratan de minimizar los hechos y siempre dicen que su estado es el más limpio, el caso de Michoacán, Jalisco, Chihuahua, donde inclusive se meten con un comando a un centro penitenciario y asesinan a un soplón; en Tabasco entran a un hospital para rematar a un convaleciente que había salido herido en una refriega; en Tamaulipas y no sólo en Nuevo Laredo o Matamoros sino en todo el estado, en Nuevo León, Yucatán y qué decir de Guerrero y Sinaloa donde sólo en esos dos estados van en menos de siete meses más de 600 ejecutados; Durango también es estado al menos con producción y Coahuila que parece ser un corredor de droga muy especial para los gringos.
Y más allá de que sean Los Zetas, o Los Valencia, los Güeros Palma, o ?El Chapo? Guzmán, los que secuestraron a un periodista (Ortiz) del periódico el Zócalo de Monclova, algún grupo está enclavado en las fronteras (Acuña y Piedras Negras), el gobernador Humberto Moreira también trata de minimizar el detalle.
Parece ser que la batalla o al menos la guerra la tienen ganada los capos y no sólo importa eso de quién gane que al final los que pierden son los jóvenes que cada día están más inmersos en la droga, el ?narcomenudeo? sentó sus reales no sólo en las grandes ciudades, sino hasta en las comunidades y pequeños ejidos enviciando perversamente los consumidores en potencia como son los jóvenes.
No es ahora la marihuana la que preocupa, es el nocivo coctel que se les ofrece a los muchachos y muchachitas sobre todo en las discos y que va desde anfetaminas hasta la droga sintética llamada Cristal, pasando por la cocaína y morfina. La lista de los hombres sin rostro es larga y van desde los dueños del Cártel del Golfo que opera en unos 15 estados hasta los cárteles del Triángulo Dorado que se diputan el territorio como las hienas lo hacen con un trozo de carroña.
Parece ser que el crimen ésta vez sí paga y la prueba es que en el sexenio de Fox y sobre todo este último año el ?narcomenudeo?, las narcoejecuciones y la misma distribución y comercialización de la droga han crecido como nunca, Fox en este caso es el que en un momento dado menos culpa tiene, sin embargo, los encargados de combatir este nuevo caballo apocalíptico han fallado y puede ser que muchos y muchas autoridades estén hasta las manitas en el negocio, no hay que olvidar que entre los ejecutados hay un número muy grande de jefes o ex jefes policiacos. Por algo será...
En el año 2000 un 19 de agosto en una editorial de un periódico a nivel nacional, publiqué: ?México a un paso de Colombia?, fui criticado por demás y ahora veo que desgraciadamente medio le atiné al clavo.
Pero para nada queremos un México colombianizado. Es mejor seguir con la novela del fraude electoral, al fin y al cabo al pueblo con pan y circo se entretiene.
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