EL SIGLO DE TORREÓN
FRANCISCO I. MADERO, COAH.- La pobreza de las colonias parece siempre ir de la mano de la inseguridad. Tal es el caso de la unidad habitacional Insurgentes, donde sus pobladores se quejan de que algunos de los cuartos que están abandonadas sobre terrenos llenos de basura, sirven de refugio para jóvenes de barrios aledaños.
Sotera Martínez, quien tiene más de 15 años viviendo en este sector, dice que ahí se reúnen los jóvenes a drogarse ante la complacencia de las autoridades, ?ya que pasan cerca y se van de largo y hacen como que no los ven?.
Asegura que en más de una ocasión se han presentado trifulcas grandes entre pandillas rivales.
Manuela Hernández, por su parte, comenta que cuando llegan los elementos de la Dirección de Seguridad Pública Municipal a detener a los que se meten en pleitos, ?los locos se meten a las casas y lo malo es que la gente de ahí los protege y no permiten que los policías entren por ellos?.
Para evitar este tipo de situaciones, los colonos proponen que se bloqueen los accesos a las casas abandonadas o se bardén los terrenos baldíos, pues algunos son verdaderos basureros y tiraderos de escombro.
Como la mayoría de las colonias marginadas, las calles de esta colonia carecen de pavimento y el alumbrado público es escaso.
La luz y el agua son servicios a los que ya tienen acceso estos pobladores, sin embrago, aseguran que en ocasiones tienen problemas con el líquido vital. ?Es que hace unos meses salía con sabor a cobre?, comenta Manuela.
Sin embargo, Sotera y Manuela lo que más resienten es la falta de drenaje. ?Parece que no hay recursos en Presidencia, por eso no lo ponen y por eso hacemos nuestras necesidades en fosas, no nos queda de otra?, declaran.
Las señoras posteriormente manifiestan su temor constante de que algunos de los niños puedan caerse en una de ellas, ?aunque están tapadas, pero las criaturas son muy traviesas?.
Por la mala alimentación y condiciones antihigiénicas, la salud es otro de los puntos vulnerables de los lugareños de la Insurgentes, sobre todo de sus niños, quienes comúnmente adquieren infecciones intestinales. Aunque los infantes sí van a la escuela, sus diversiones son muy pocas.
Según lo que explican las amas de casa de esta unidad habitacional, ya han acudido con diversas autoridades para resolver sus problemas y la respuesta ha sido nula.
La realidad
La pobreza de las colonias parece siempre ir de la mano de la inseguridad.
Tal es el caso de la unidad habitacional Insurgentes, donde sus pobladores se quejan de que en los terrenos baldíos se reúnen los jóvenes a drogarse ante la complacencia de las autoridades.
Los colonos proponen que se sellen las casas abandonadas o se bardén los terrenos baldíos, pues algunos, son verdaderos basureros y tiraderos de escombro.
Como la mayoría de las colonias marginadas, las calles de esta colonia carecen de pavimento y el alumbrado público es escaso.
Por la mala alimentación y condiciones antihigiénicas, la salud es otro de los puntos vulnerables de los lugareños de la Insurgentes, sobre todo de sus niños.
FUENTE: Investigación de El Siglo de Torreón