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Desafortunada propuesta/Actitudes

José Santiago Healy

En muy mal momento surgió en México la iniciativa de Ley para autorizar la portación legal de pequeñas porciones de drogas a personas adictas.

El proyecto que aprobaron las cámaras de diputados y senadores y que según los partidos era positivo, pecó de ingenuo y de terribles indefiniciones que originaron su total fracaso.

El presidente Vicente Fox intentó defenderlo ante la andanada de ataques, pero finalmente optó por regresarlo al Congreso para su revisión en un veto virtual sin precedentes.

Esta propuesta que permitiría a drogadictos llevar pequeñas dosis de marihuana, cocaína, heroína, anfetaminas e incluso LSD, levantó furibundas críticas en los Estados Unidos, en donde algunos sectores aprovecharon para atizar la hoguera ante las ríspidas relaciones con México.

Pero con todo y su aparente bondad, la iniciativa fue inoportuna y muy desafortunada. Evidentemente tampoco fue consultada con los expertos de salud en el tema de adicciones y menos con el Gobierno de Estados Unidos que no tardó mucho en manifestar su oposición.

Aprobar el uso de drogas aun en dosis pequeñas y en personas que estén debidamente declaradas como adictas, resulta aberrante en momentos que se exige un mayor combate al narcotráfico e inexplicable a dos meses de la elección presidencial en México.

Los Estados Unidos no tienen mucha autoridad para sus cuestionamientos porque si algo es fácil en ese país es comprar drogas en las calles, escuelas y centros de trabajo. Para un chamaco de 13 años resulta más sencillo comprar un carrujo de marihuana que un cigarro de tabaco. Lo mismo una dosis de cocaína o heroína que una cerveza o una botella de vino.

Sin embargo, la voz yanqui pesó fuerte cuando se trató de oponerse a esta Ley y de expresar su malestar en contra del Gobierno de Fox en un tema tan controversial como las drogas.

Infinidad de personas y sectores están hoy en día a favor de legalizar las drogas como vía para desterrar la violencia del narcotráfico y regular su distribución y consumo.

Ponen de inmediato el ejemplo de países como Holanda en donde se permite el consumo de ciertas drogas, pero no consideran los efectos terribles para la salud física y mental de una sociedad, en especial los jóvenes.

Hace unas semanas tuvimos oportunidad de escuchar al presidente de Ecuador, Alfredo Palacios, médico de profesión y un radical opositor a cualquier tipo de legalización de drogas.

Mencionó en una reunión con periodistas que el peor error de los gobiernos y la humanidad fue dar paso en décadas anteriores al uso de sustancias que han provocado cientos de miles de muertes además de graves daños físicos y morales al mundo entero.

Si en aquellos momentos, decía enfático el doctor Palacio, se hubiera restringido el uso de tales drogas hoy el mundo sería muy diferente, mucho más sano y menos violento.

El mandatario ecuatoriano no se refería a las drogas que comúnmente conocemos, sino al alcohol y el tabaco a los que considera dos de las drogas más nocivas y nefastas para la humanidad.

Lo mismo puede aplicarse hoy en día a esta pequeña puerta que abriría el Gobierno mexicano si hubiera dado autorización al uso de estupefacientes. Otros países lo han hecho, otros dan manga ancha como Estados Unidos, y con observar a sus jóvenes se concluye que efectivamente una buena parte de ellos están muy enfermos y afectados mentalmente.

Así que con todo y las vacilaciones, el presidente Fox dio un paso certero al frenar esta polémica Ley que esperamos quede para siempre en un cesto de basura del Congreso mexicano.

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