Durango

Desairan autoridades Marcha de la Lealtad

El Siglo de Durango

La Marcha de la Lealtad se llevó a cabo sin la presencia del Gobernador del Estado, el Comandante de la Décima Zona Militar, el Presidente del Tribunal Superior de Justicia y del titular de la Gran Comisión del Congreso del Estado, ya que por diversos motivos todos enviaron representantes.

La cita fue a las nueve y media de la mañana frente al monumento de Francisco I. Madero. Ricardo López Pescador fue el encargado de presidir el acto en compañía de algunos de sus compañeros del gabinete estatal así como del alcalde Jorge Herrera Delgado.

Las autoridades educativas también se hicieron presentes al igual que algunos jóvenes y niños de diferentes instituciones escolares. Con puntualidad, se dio inicio con la recepción de las autoridades, luego siguieron los honores a la bandera y después el turno del joven Armando Paniagua Acevedo, alumno del Colegio Militarizado Nuevo México y responsable del discurso oficial.

Vestido de blanco, el muchacho habló sobre la lealtad de las fuerzas armadas mexicanas hacia la nación y resaltó lo indispensables que son para la defensa de la soberanía nacional.

Recién arreglado el entorno del monumento al ex presidente de México-ya que la pintura de las orillas de las banquetas aún desprendía el olor de pocas horas de aplicación- lleno de visitantes por poco más de 25 minutos. Tras el depósito de las ofrendas florales, el busto del revolucionario quedó otra vez en la tranquilidad.

Enseguida, fue el turno de la tradicional Marcha de la Lealtad para trasladarse al jardín de la colonia Silvestre Dorador. El contingente fue encabezado por la banda de guerra del 72 Batallón de Infantería.

Un joven a caballo caracterizado como Francisco I. Madero despertaba la curiosidad de los más pequeños, quienes al verle el bigote y barba soltaban la carcajada.

Con el sonar de los tambores y las notas de la Banda de Música del Gobierno del Estado, las autoridades caminaban por la avenida Normal. Platicaban entre sí, se reían. Había quienes se daban abrazos entre la charla y el edil capitalino saludaba a los transeúntes que se encontraban en el lugar, por lo que hubo quien comentara que parecía andar en campaña.

El ruido de la marcha pasó frente a los hospitales del IMSS y el ISSSTE, pero los que se encontraban en los nosocomios aprovecharon para ver un pequeño desfile que también interesó a los infantes de preescolar que se encontraban en un receso y quienes, sin dudarlo, movían sus manitas diciendo adiós.

Ya en el jardín se dio paso a la ceremonia de incineración y abanderamiento de las escuelas primarias federales Francisca Escárcega, Gervasio García y el Jardín de Niños Francisco Gabilondo Soler.

Al igual que el monumento de Francisco I. Madero, el jardín lucía renovado. Pintura nueva, pasto recién podado, libre de basura.

Fue López Pescador quien, apoyándose en un escrito, encabezó la ceremonia de incineración y abanderamiento de las escuelas y, por lo tanto, tomó la respectiva protesta a las escoltas.

Y una vez que se hicieron nuevamente los honores a la bandera, con rapidez la gente se dispersó. Los políticos y funcionarios se saludaron con alegría y se marcharon. Los niños volvieron a sus clases y el jardín, al igual que el monumento, retornó a su acostumbrada soledad.

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