SE IMPONEN | EL ÉXITO EN LA TAQUILLA LOS AVALA.
El Universal-AEE
La animación digital desplaza los éxitos de antaño con sus imágenes cada vez más realistas.
MÉXICO, DF.- Hablar de la animación hoy en día sería muy difícil sin la presencia de Pixar en la escena. Este estudio revolucionó para siempre la cara de este género con sus gráficos en tercera dimensión nunca antes vistos.
Muchos piensan que Blanca Nieves y los Siete Enanos, fue la primera película animada de la historia, pero en realidad ese título le corresponde a El Apostol una cinta argentina creada en 1917.
Blanca Nievas y los Siete Enanos catapultó a Walt Disney como líder en el terreno de animación. Este fue el primer largometraje comercial completamente animado y en Technicolor con un presupuesto de alrededor de 500 mil dólares, pero terminó costando primero millón 700 mil dólares, por lo que tuvo que recurrir a varios créditos bancarios. Finalmente, la película logró recaudar más de ocho millones de dólares en taquilla.
A través de esta animación tradicional se conocieron personajes como La Cenicienta, Mickey Mouse, La Bella Durmiente, Pluto, el Pato Donald y más recientemente El Rey León y Tarzán. Atrás quedaron los miles y miles de dibujos que se creaban para poder lograr el movimiento de un sólo personaje, ahora la computadora es la mejor aliada de cualquier creativo.
Este verano, megaproducciones como Ant Bully, Monster House, Vecinos Invasores, Cars y Buza Caperuza: la Verdadera Historia prueban sólo una cosa: que los niños y los adultos quieren más de este tecnología y que el interés en películas como El Rey León o La Cenicienta ya son parte del ayer.
El último esfuerzo
En Estados Unidos, cuando la animación tradicional se encontraba en sus últimos días, un rayo de esperanza surgió. Un proyecto de la casa Disney de un conjunto de vacas.
Pero lamentablemente, este proyecto, Vacas Vaqueras de 2004, producción número 44 de Disney realizada a lápiz y papel fue anunciada como la última, pues la casa de Mickey informó que con esta cerrarían el ciclo de diseño a mano de dibujos animados para entrar definitivamente en la era digital.
Con este anuncio, cintas como Blanca Nieves y los Siete Enanos (la primera de Walt Disney en la historia), El Rey León, La Bella y la Bestia y Pinocho pasan a formar parte de las reliquias el cine internacional.
Triunfos en taquilla como el de ?Shrek? (Andrew Adamson y Vicky Jenson, 2001) y de su continuación, Shrek 2 (A. Adamson, K. Ashbury y C. Vernon, 2004) probaron y siguen mostrando esta técnica llegó para quedarse, aunque siempre habrá alguien dispuesto a navegar por la nostalgia y volver a tomar un lápiz y papel para dar vida a infinidad de personajes.
Buscan una ?solución?
Fue en 1995 con Toy Story cuando la animación dejó para siempre sus clásicas características para convertirse 100% en animación digital. Esto obligó a otras compañías a renovarse. Surgió la división de animación digital de Dreamworks con Hormiguitaz (Eric Darnel y Tim Johnson, 1998), Blue Sky, unidad de Fox con la película La Era de Hielo Carlos Saldanha y Chris Wedge, 2001 y Paramount con Jimmy Neutron: el Niño Inventor (John A. Davis, 2002).
Al mismo tiempo que esta tecnología iba abarcando terreno, el destino de la animación tradicional era incierto y prácticamente obsoleto. Este futuro fatídico no lo permitiría Walt Disney, y logró encontrarle un territorio: el DVD. Fue con secuelas como El Libro de la Selva 2, El Rey León 3, Mulan 2 y Bambi 2, que esta casa productora no logró que el género que los ha caracterizado por años muriera y se convirtieron en clásicos del home video.
A lado de estos lanzamientos en formato digital y sin enfocarse a esta nueva tendencia, el japonés Hayao Miyazaki, como buen representante de la animación japonesa y del manga de su región lograba el éxito con cintas como La Princesa Mononoke, El Viaje de Chihiro y más recientemente El Increíble Castillo Vagabundo.
Otras producciones utilizando la técnica tradicional obtuvieron grandes críticas a nivel mundial. En 2003, Las trillizas de Belleville de Sylvain Chomet consiguió dos nominaciones al Oscar. Un año antes, el japonés Katsuhiro Otomo hizo de Steamboy una película de culto de este género.