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Descanse en paz

Luis F. Salazar Woolfolk

El general Augusto Pinochet Ugarte, encabezó el golpe militar que en Chile depuso al Gobierno de Salvador Allende Gossens, el 11 de septiembre de 1973.

Sin haber alcanzado mayoría en las elecciones, el marxista Salvador Allende constituyó un Gobierno de coalición con la Democracia Cristiana chilena.

La instauración de algunas reformas radicales por parte del Gobierno de Allende, que incluyeron el control por parte del Estado de los principales medios de producción, ocasionó una crisis económica y social. Existen hipótesis sobre conspiración de la CIA norteamericana y algunas transnacionales en el golpe de Estado, pero lo cierto es que el fracaso económico del régimen populista de Allende enfrentó a su Gobierno con la sociedad chilena, apareciendo el fenómeno del “cacerolismo”, en el que se hizo tristemente célebre la protesta callejera de las amas de casa, haciendo sonar sus cacerolas vacías de alimentos.

El conflicto dividió profundamente a los chilenos. Los partidarios de Allende consideran a Pinochet un criminal, que derrocó a un Gobierno progresista legalmente constituido y se erigió en dictador persiguiendo a la disidencia.

Los partidarios de Pinochet en cambio, lo consideran un segundo libertador junto al Padre de la Patria Bernardo O´Higgins, que en el marco de la Guerra Fría impidió que Allende suprimiera desde el poder las libertades democráticas y sometiera a Chile a un régimen comunista de dictadura y oprobio como el que hasta la fecha impera en Cuba.

Por la senda de la privatización y la apertura comercial, el Gobierno de Pinochet, llevó la economía chilena de la postración en la que se encontraba, a un ingreso per cápita superior a los de México o Brasil y casi del doble de Venezuela, país que tiene un veinte por ciento más de territorio y una densidad de población semejante a la de Chile, pero que por añadido goza de riqueza petrolera.

Contrario a la dependencia que sus detractores le atribuyen respecto de los Estados Unidos, Pinochet condujo a Chile a diversificar sus mercados, hasta el punto de que Estados Unidos es destino de tan sólo el diecisiete por ciento de las exportaciones chilenas.

En el plano político, la crítica en contra de Pinochet responde a una campaña mediática feroz a nivel internacional, que soslaya una nota esencial de su paso por el Gobierno de Chile: La restauración de la democracia en 1990.

Al tiempo que colapsaban el Muro de Berlín y el imperio soviético comunista con sede en Moscú, el general Augusto Pinochet ponía fin a su Gobierno, mediante un proceso inusual en la historia de las dictaduras, que culminó con la celebración de elecciones y ha permitido hasta nuestros días, el desarrollo normal de la democracia en ese país andino.

Correo electrónico:

lfsalazarw@prodigy.net.mx

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