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NUEVA YORK, EU.- Hubiera podido divertirse más viendo episodios grabados del programa Daily Show with Jon Stewart el domingo por la noche, mientras se enteraba de quién ganó el Oscar por Internet.
Stewart, por lo general un tipo muy gracioso, mostró carecer de eso que llaman suerte de principiante en su primera actuación como anfitrión de la entrega anual de los premios de la Academia, que transmitió en vivo ABC desde el Teatro Kodak de Hollywood.
Su usualmente impecable mezcla de picardía y modestia fracasaron en la entrega del Oscar. Pero Stewart no estuvo solo. El resto del espectáculo fue ampliamente insípido.
Aunque en medio de la ceremonia hubo algunos intentos ocasionales de ingenio, como cuando los presentadores del premio a mejor maquillaje Will Ferrell y Steve Carell subieron al escenario uno con la cara roja y el otro pálido y con pestañas postizas.
Y en otro intento cómico, Tom Hanks demostró la nueva estrategia de la Academia para acelerar los discursos de aceptación. Los músicos del evento no sólo lo rodearon en el escenario, sino que lo atacaron físicamente para asegurarse de que fuera breve.
Y esto no estuvo muy lejos de la realidad. Desde el instante en que los ganadores comenzaban a hablar, la orquesta empezaba a tocar como para tratar de sacarlos del escenario incluso antes de que llegaran a abrir la boca. Fue algo detestable que no sólo distraía, sino que quizás borró grandes momentos potenciales de la ceremonia.
