Bush respalda la enmienda que designa al inglés como la lengua oficial de Estados Unidos; niegan racismo contra inmigrantes hispanos.
Washington, (EFE).- El Senado de Estados Unidos aprobó hoy una enmienda que designa al inglés como idioma nacional, en el marco de las discusiones sobre una reforma del sistema de inmigración del país.
El inglés, pese a que es el idioma gubernamental y el que habla la inmensa mayoría de los estadounidenses, no es "idioma oficial" de EU.
El objetivo de la enmienda, aprobada por 63 votos a favor y 34 en contra, "no es sólo el de preservar nuestra cultura y nuestro legado, sino mejorar las perspectivas de los nuevos ciudadanos potenciales de nuestra nación", dijo el republicano James Inhofe.
Sin embargo, algunos legisladores indicaron que temen que convertir al inglés en un idioma nacional podría abrir la puerta a medidas discriminatorias en contra de personas que no lo dominen.
También podría perjudicar los esfuerzos por promover medidas de seguridad y salud públicas en otros idiomas, señalaron.
"Aunque la intención no sea evidente, realmente creo que esta enmienda es racista. Creo que está dirigida contra las personas que hablan español", dijo el senador Larry Reid, líder de la minoría demócrata.
La vía libre a esa enmienda fue seguida por la aprobación, por 58 votos a favor y 39 en contra, de otra iniciativa más moderada que califica al inglés como "idioma unificador".
Esta última enmienda, planteada por el senador demócrata Ken Salazar (Nueva Jersey), también determina que el Gobierno preservará y promoverá el papel del inglés como "idioma común y unificador" de Estados Unidos.
Salazar manifestó que "el inglés es el idioma de las oportunidades" y aseguró que su enmienda no constituye "una amenaza para los derechos establecidos de todos los estadounidenses".
El destino de esas dos enmiendas dependerá de las negociaciones que se lleven a cabo con la Cámara de Representantes, que en diciembre del año pasado aprobó su propio proyecto de reforma migratoria.
Uno de los puntos más controvertidos del proyecto de la cámara baja es el que convierte en delincuentes a los inmigrantes ilegales.
La versión del Senado, que se parece mucho al proyecto migratorio esbozado el lunes pasado por el presidente George W. Bush, refuerza la seguridad fronteriza, apoya un plan de trabajadores temporales y abre la vía para la posible naturalización de unos 12 millones de inmigrantes ilegales.
Pero esa naturalización es rechazada por muchos senadores conservadores que la califican como una "amnistía" y una recompensa por la violación de las leyes estadounidenses.