PRETENDEN CORTAR LAS VÍAS DE ACCESO POR LAS QUE LLEGAN ARMAS PARA JEZBOLÁ.
Pieden la vida 30 personas en los últimos bombardeis aéreos de la milicia israelí.
EL PAÍS
BEIRUT, LÍBANO.- Israel extendió ayer su campaña de bombardeos aéreos a las infraestructuras libanesas, fuera de las regiones consideradas feudo de Jezbolá. Alrededor de treinta personas resultaron muertas y cincuenta heridas en estos ataques que destruyeron varios puentes y carreteras en el norte y el este de Líbano.
El corte de la autovía que une Beirut y Trípoli, en Líbano, añade nuevas dificultades a llegada de la ayuda humanitaria y ahonda la sensación de cerco a la capital, cuyos suburbios meridionales sufrieron ayer por la madrugada el bombardeo más intenso desde el inicio de la ofensiva. También continuaron los combates en el sur.
El incidente más grave se produjo ayer a última hora de la mañana en la localidad de Qaa, al noreste de Beirut y muy cerca de la frontera con Siria. Dos misiles dirigidos contra un almacén de frutas y hortalizas mataron a 23 trabajadores, libaneses y sirios, que se encontraban cargando un camión. Otras treinta tuvieron que ser hospitalizados. Con anterioridad, seis ?raids? aéreos habían dañado varias carreteras secundarias que unen Líbano con Siria y destruido una central eléctrica en la llanura de la Bekaa.
?Por los pelos. Justo cinco minutos después de que pasara, han bombardeado el puente de Maameltein?, declaraba Rachel, una empleada de hogar que cada mañana a las siete viaja desde Byblos a Beirut para acudir a su trabajo. ?Es una zona cristiana; allí no hay nadie de Jezbolá?, señalaba entre incrédula y asustada. En la misma autovía, también resultaron alcanzados otros tres puentes, dos de los cuales quedaron completamente destruidos. Cuatro civiles y un soldado libanés murieron en estos ataques. Otras veinte personas resultaron heridas. La destrucción de los puentes seguía al bombardeo más intenso sobre los suburbios meridionales de Beirut desde el inicio de la ofensiva israelí el pasado 12 de julio.
Por la noche la milicia shii lanzó cohetes de largo alcance contra la ciudad israelí de Hedera, situada a unos 30 kilómetros al norte de Tel Aviv.
Medios de comunicación israelíes informan que no se han registrado víctimas a causa de los ataques, los más alejados de la frontera israelo-libanesa registrados hasta la fecha desde el inicio de las hostilidades el pasado 12 de julio.
Ayer a partir de la una de la madrugada y hasta las seis, la aviación israelí castigó por enésima vez Haret Hreik y las cercanías del aeropuerto, pero también otros barrios que hasta ahora se habían librado como Rueis y Uzai. Portavoces israelíes explicaron que habían atacado unas oficinas de Jezbolá, la casa de uno de sus dirigentes y un edificio del grupo islamista palestino Hamas. Los edificios destruidos eran, según Radio Liban, cuatro instituciones caritativas islámicas.
Los problemas para el traslado de mercancías se han incrementado en los últimos días con la penuria de gasolina. Los bombardeos han destruido numerosas estaciones de servicios y otras se van quedando sin combustible. Ante las que aún están abiertas, hay que esperar alrededor de veinte minutos para llenar medio tanque. Israel pretende cortar las principales vías de acceso a Siria por las que, afirma, llega el armamento para Jezbolá.
El mensaje que los libaneses reciben es, sin embargo, muy distinto. ?No hay ningún lugar seguro?, repiten las personas entrevistadas. Sus ataques están consiguiendo lo que ningún político consiguió antes: unir a los libaneses. Además, en contra de sus objetivos, la guerra ha aumentado la influencia de Jezbolá en la política interna libanesa y la atracción del extremismo en el mundo árabe-islámico.