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Deuda del Peje/Jaque Mate

Sergio Sarmiento

“Una deuda nacional, si no es excesiva, será una bendición nacional”.

Alexander Hamilton

la deuda del Distrito Federal pasó de 28 mil 650 millones de pesos al fin de 2000 a 45 mil 088 al término de 2005. ¿Es mucho? Eso sugieren los anuncios del PAN que plantean que el D.F. se endeudó de manera irresponsable bajo el Gobierno de Andrés Manuel López Obrador por lo que cabría esperar un desastre en caso que llegue a la Presidencia. Pero en realidad el ritmo de crecimiento de la deuda de la Ciudad de México bajo López Obrador es bastante inferior al que se registró en Gobiernos anteriores.

Cuando Carlos Salinas de Gortari era presidente, y Manuel Camacho regente del D.F., el Gobierno Federal absorbió la deuda de la Ciudad de México. Esto permitió que en 1994, al término de los Gobiernos de Manuel Camacho y Manuel Aguilera, el Distrito Federal registrara una deuda de apenas un mil 473 millones de pesos.

Sin embargo, en apenas tres años de Gobierno, Óscar Espinosa Villarreal multiplicó esa deuda por ocho. Ésta alcanzó los 11 mil 789 millones de pesos al cierre de 1997. Cuauhtémoc Cárdenas y Rosario Robles más que duplicaron el monto en tres años y lo colocaron en 28 mil 650 millones de pesos. Andrés Manuel López Obrador y Alejandro Encinas lo han llevado en cinco años a 45 mil 088 millones de pesos.

Estas cifras, por supuesto, deben ser ponderadas con las cifras de inflación, pero desde cualquier punto de vista no hay duda que la dupla de gobernantes que menos ha endeudado a la Ciudad de México en los últimos años es la de Andrés Manuel López Obrador y Alejandro Encinas. El comercial del PAN está equivocado: el endeudamiento de la Ciudad de México en los últimos cinco años no ha sido particularmente elevado.

Por otra parte, el PAN no puede perder de vista que la deuda del Distrito Federal, al contrario de la que contratan los estados, debe ser autorizada por el Congreso de la Unión. De hecho, todo el endeudamiento capitalino de los últimos años ha sido aprobado por los legisladores del PAN, por lo cual éstos son cuando menos parcialmente responsables.

Más que la deuda, lo que puede cuestionarse es la falta de transparencia en el destino del gasto que se hace con los créditos que se contratan. Los funcionarios del Gobierno capitalino tienen razón cuando dicen que los anuncios del PAN mienten al afirmar que la deuda ha servido para pagar los apoyos a las personas de la tercera edad. La verdad es que la Ley obliga a que los créditos sólo puedan utilizarse para obra pública y no para gasto corriente. Pero los informes de las finanzas públicas del Distrito Federal no distinguen qué obras son construidas específicamente con préstamos y cuáles con ingresos normales.

Debemos suponer que obras públicas como el Segundo Piso del Periférico y la Ciclopista han sido construidas al menos parcialmente con deuda. Pero más que el monto lo que pude uno poner en tela de juicio es si estas obras son realmente las más adecuadas como destino de un dinero que terminarán pagando nuestros hijos y nuestros nietos.

Para empezar no sabemos cuánto han costado. El gasto del Segundo Piso del Periférico, por ejemplo, está oculto por un fideicomiso que aprovecha el secreto fiduciario -el mismo que protege la deuda del Fobaproa- para no revelar los montos de la inversión ni quienes la han ejecutado. Se dice que todo el Segundo Piso ha costado entre siete mil y ocho mil millones de pesos, pero nadie lo sabe a ciencia cierta.

Éste es un gasto que beneficia a un número relativamente pequeño de automovilistas y en eso, más que en el monto de la deuda, radica el cuestionamiento de fondo.

El costo de la Ciclopista es mucho más pequeño: estamos hablando quizá de unos 100 millones de pesos. Pero en este caso el beneficio es todavía menor. Ni siquiera los ciclistas pueden beneficiarse debido a que la pista tiene subidas insuperables y a que no lleva a ningún lado. La Ciclopista es un simple elefante blanco.

López Obrador no fue un gobernante particularmente irresponsable en el manejo de las finanzas públicas. Es verdad que no equilibró el presupuesto, pero en términos de lo que hemos visto en las últimas décadas habría que considerarlo incluso fiscalmente virtuoso. Su pecado no fue haber endeudado en exceso al Distrito Federal sino haber gastado el dinero en proyectos que no han dado beneficios suficientes a la población

RÉPLICA

Sobre mi artículo “Dedazo panista” responde el presidente nacional del PAN Manuel Espino: “Hermosillo es una ciudad que ganó el PAN en 1997, siendo el suscrito dirigente estatal del partido....Abrí las puertas del PAN a la sociedad; así llegó Dolores del Río a un espacio de colaboración importante en la campaña a gobernador. Siempre la respaldamos y promovimos. No nos equivocamos. Al paso del tiempo ella optó, desde la alcaldía a su cargo, por impulsar una candidatura para sucederla. Las circunstancias y la tradición del PAN sugieren esta acción como una imprudencia. Si algo tuve que ver con la situación actual, fue sólo el poner la dimensión ética del PAN por encima de los intereses de un liderazgo del partido allá... En conciencia, sé que lo que estamos haciendo, a contrapelo de la voluntad de Dolores, es lo correcto”.

Correo electrónico:

sarmiento.jaquemate@gmail.com

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