Los pequeños celebran su día acudiendo al bosque Venustiano Carranza y a la alameda Zaragoza.
EL SIGLO DE TORREÓN
TORREÓN, COAH.- Las risas de decenas de niños se escucharon en los paseos públicos este 30 de abril; los juegos mecánicos de la alameda Zaragoza lucieron atiborrados por los pequeños que tuvieron que hacer largas filas para divertirse unos minutos.
A pesar de que la mañana de ayer se registró una temperatura de 28 grados centígrados, a los pequeños no les importó el calor y desde temprano llegaron a la alameda Zaragoza y al bosque Venustiano Carranza para divertirse.
Los vendedores ambulantes aprovecharon el Día del Niño para ofrecer de todo: calcomanías, muñecas, aviones, cartas, loterías, espuma, entre muchos otros juguetes que los niños hicieron que sus papas les compraran.
En las canastas, el trenecito, el carrusel, los carritos chocones, entre otros, los pequeños hicieron largas filas. El área de juegos donde están los columpios, la resbaladilla y los sube y baja, se convirtieron en una opción para los padres que no tenían mucho dinero para gastar en los mecánicos.
De acuerdo a los vendedores ambulantes, la fiesta apenas comenzaba ayer por la mañana, pues por la tarde se esperaba el arribo de decenas de pequeños para festejar el 30 de abril, esto a pesar de que la gran mayoría celebró este día el pasado viernes con un convivió escolar.
En un recorrido realizado por personal de El Siglo de Torreón en la alameda Zaragoza y el bosque Venustiano Carranza, se observó cómo decenas de menores se divertían hasta haciendo ejercicio son sus padres, para lo cual llevaban tenis y ropa adecuada, mientras que los que prefirieron pasar el rato en los juegos mecánicos vestían a la moda.
Y aunque en la alameda Zaragoza muchos puestos no habían abierto para la mañana de ayer, los niños tuvieron dónde comprar lo que les gustara con los vendedores ambulantes, quienes hicieron su agosto en pleno abril.
Alegría
Los pequeños se divirtieron en:
El trenecito.
Las canastas.
La rueda de la fortuna.
El carrusel.
Los columpios.
Fuente: Investigación de El Siglo de Torreón