El 12 del mes de octubre, el Siglo Nuevo mostró una nueva cara: con excelente impresión, diseño y sobre todo, incremento de la calidad de contenido. Sin duda, la primer revista cultural de La Laguna fortaleció su presencia y promoverá aún más nuestros valores.
Daniel Hernández presentó un trabajo denominado “El habla de los laguneros”, pidiendo a escritores regionales definieran cuál es su palabra preferida: Francisco Amparán eligió “reborujado”; Angélica López “¡ande no!; Magdalena Madero “morrilla”; Fernando Martínez “me eché la vaca”; Jaime Muñoz “con Toño y Lupe”; Yolanda Natera “azquel”; Ivonne Olhagaray “móyoto”; y Saúl Rosales “moyote”. Todas palabras muy nuestras.
La idea nació de la convocatoria lanzada por la Escuela de Escritores de Historia, de España, donde eligieron la palabra “amor” con tres mil 464 votos; luego libertad con un mil 551 votos; paz alcanzó un mil 181 votos; después: vida, azahar, esperanza, madre, gracia, amistad, etc.
Animado por ellos, revisé dos textos: “El habla popular de los laguneros” del doctor Luis Maeda y “Nahuatlismos en el Habla de La Laguna” del profesor Francisco Emilio de los Ríos. Ambos me regalaron una tarde de aprendizaje, café y sonrisas.
Muy bueno promover nuestro idioma, en estos tiempos, cuando somos atacados con neologismos, barbarismos y extranjerismos que atentan contra nuestro idioma. El profesor Luis Azpe Pico, maestro de gramática, denuncia el pobre uso del lenguaje: “una persona culta maneja cuatro mil palabras y sabe su significado; un joven, llega a mil 500, cuando mucho”.
Antiguamente, los invasores, sabían que para destruir o al menos debilitar una cultura debían cambiarle la religión, los usos y costumbres sociales, así como el lenguaje. Cada día somos “invadidos” en nuestra lengua; si le parece una exageración, tan sólo piense en los nombres dados a bares, “antros” y tiendas de centros comerciales –por cierto algunos los llaman “malls”– y la moda impuesta en películas, melodías y hasta marcas de ropa.
Hace ya varios lustros, trabajando en un colegio de educación media de la región, establecimos el llamado “Día de la urbanidad y bien vestir”; una vez al mes, los estudiantes concursaban por ganar un premio vistiendo correctamente y expresándose con su mejor español. Luego de varias sesiones casi todos se esforzaban, asimilando muchas palabras poco utilizadas y de paso, combinando adecuadamente ropa y colores, hasta aprender a “hacer el nudo a la corbata”. Ojalá que esa idea pudiera ser retomada por los profesores de secundarias y bachillerato.
El español ha recibido influencia de otras lenguas fortaleciéndose, caso del árabe, que aportó alrededor de cuatro mil vocablos, entre ellos almohada, alféizar o daga; o el náhuatl, nos enriqueció con otros cientos, como achicalado, alicuije o achichincle –sólo le escribí algunas palabras con iniciales de letra “a”–. Lo invito a buscar su significado.
La mayor parte de los laguneros somos católicos, recibiendo fuerte influencia de cristianos protestantes y algunas sectas sofisticadas; festejamos los días patrios, de difuntos o posadas navideñas; en nuestro idioma, encontramos puntos de identificación para mantener ligada nuestra cultura. ¿No le parecen razones sobradas para defenderlo?
No resisto comentarles dos palabras laguneras que “saltaron” en una plática de café con el arquitecto Gregorio Muñoz, otro excelente escritor regional: “mitote”, danza de los Irritilas y “panocha”, deliciosa tortilla de harina que se utiliza para elaborar las “palomas laguneras”; también se refiere a los genitales externos femeninos. ¿Cuáles recuerda usted?
Del tema de
Oriente Medio
Le comparto una carta que me entregaron en mano: “¿Qué le parece?... El Rey Hiram de Fenicia cuya capital era “Tyro”, fue gran amigo del Rey Salomón de Israel; tanto que Salomón le encomendó la construcción del tempo de Jerusalén, ya que los fenicios eran los únicos constructores en aquella época, disponiendo de arquitectos y albañiles capacitados en el tallado de cantera; sin olvidar que todas las maderas que utilizaron eran de los cedros de Líbano”.
“Los dos reyes se hicieron famosos por su sabiduría; además fundaron la masonería, por la cantidad de albañiles fenicios que llevaron a Jerusalén para levantar el templo, entrenando a muchos judíos”.
“¿Serán ahora los mismos judíos empecinados en destruir Tyro?, queriendo adueñarse del Río Litani, que ha sido de Líbano desde que Diosito (sic) creó este mundo; no olvide que el Río Jordán nace en el Líbano, atraviesa gran parte del territorio israelí para terminar en el Mar Muerto; ¿y qué me dice del Lago Tiberiades?, todas sus aguas provienen de Líbano”.
“Hay mucha agua que repartir: Canadá tiene el 75 por ciento del planeta, el Amazonas tira su agua 400 kilómetros mar adentro. ¿Por qué no pretenden las aguas del Río Sena, Támesis, Mississippi o cualquier otro del planeta? ¿Será porque Líbano es el país más débil de la liga Árabe? ¿El pez más grande tiene que comerse al más chico?” Sin comentarios.
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