Quienes hemos tenido alguna experiencia en atender a deportistas o integrantes de grupos artísticos y culturales, tendemos a recordar aquello de “tener cuidado con las estrellas –deportistas- y vedettes –artistas-”, que se sienten importantes e indispensables y de una u otra manera -comúnmente no adecuada- tratan de sobresalir de entre sus compañeros, tal vez por no ser tan buenos en términos de calidad humana. Esos elementos, de no cuidarles su calidad de relación, muchas veces son causa de desintegración de grupos, generando los malos resultados como natural consecuencia. El comentario viene al caso ante el no llamado de Cuauhtémoc Blanco a la Selección de Futbol de México.
Cuando el entrenador Ricardo La Volpe, nombró a los integrantes del equipo para el Campeonato Mundial de Alemania, no mencionó al americanista que festeja sus goles simulando ser perro orinando. La conmoción entre los periodistas no se hizo esperar; algunos con sonrisas maliciosas, otros rasgándose las vestiduras por la afrenta contra el consorcio de comunicación. El hecho, sin duda, deja al menos dos buenas enseñanzas.
A pesar de las fuertes presiones de los medios de comunicación impuestas a La Volpe, intentando hacerlo reconsiderar, desde acusarlo de injusto hasta ser nepotista, el criterio utilizado queda claro para muchos, quienes sin ser expertos del futbol sí leemos su propósito de realizar un trabajo profesional.
Sin duda prefirió el buen ambiente de trabajo, -clima organizacional dirán los expertos en recursos humanos- en vez del buen jugador; a decir de los “otros medios”, ha sido repudiado por algunos equiperos quienes lo ven como elemento desintegrador del ambiente y calidad de vida; ellos tienen semanas de trabajo y concentración por delante.
Cuauhtémoc Blanco, sin duda es excelente jugador “profesional”, pero también es líder negativo, desintegrador, rebelde, indisciplinado, mal ejemplo y factor de alteración del buen clima organizacional. Recuerde -sólo como un antecedente- cuando desdeñó la Copa Confederaciones de Futbol, a la que asistió la delegación mexicana, incluidos los jugadores del extranjero quienes sí hicieron el esfuerzo en ese momento. Luego de haber alcanzado el campeonato con “los cremas” del América, sintiéndose semidios, imprescindible, defendiendo sus necesidades personales y derecho a descansar, buscando de fondo hacerse notar y generar la nota amarillista, simplemente se negó a asistir; ya vendrían “torneos más importantes” para demostrar su calidad de buen jugador. Tal vez en ese momento, sin darse cuenta, marcó su eliminación de la Selección Nacional.
Desde luego, su inasistencia al mundial representa pérdidas millonarias en publicidad y distintos “subvenirse” ya empacados para la venta; suman buenas cantidades de dinero desperdiciado por los empresarios quienes le invirtieron en la “estrella”, en la seguridad de estar incluido de último momento. También, posiblemente, el muchacho -que finalmente es sólo eso- se sentía seguro por su calidad futbolística, los intereses que representaba y la obnubilación de conciencia generada los mercadólogos. Al escribir este “Diálogo”, La Volpe y los directivos de la Federación Mexicana de Futbol, se mantenían en lo dicho.
Si usted ha seguido la noticia en los medios informativos, habrá constatado la impresionante campaña orquestada por los comentaristas de radio y televisión; locutores de noticias y titulares de programas deportivos de “la empresa”, quienes en semana mayor se “desgarraron las vestiduras” como los fariseos de la antigüedad, promoviendo campañas de descrédito y amenazas veladas en revistas y algunos periódicos satélites: ¡ay de ti La Volpe, si acaso no haces al equipo campeón, o al menos semifinalista! La competencia aprovecha la oportunidad y ofrecen información contraria a la difundida por los ofendidos en sus intereses.
Dicen los motivadores de la productividad, administradores de recursos humanos y expertos en desarrollo: “es más importante la intención que el mismo conocimiento”; otros, enseñan en sus cursos orientados a promover el clima organizacional y la productividad: “los buenos resultados requieren diez por ciento de inspiración y 90 por ciento de transpiración”. Hoy en día, los empleadores buscan en primer término y como requisito previo la buena actitud de las personas en el trabajo, con compromiso; estudian su capacidad de relación con los compañeros y la disposición a colaborar con el equipo, orientada al logro de resultados; después valoran las conocimientos y habilidades técnicas.
Sin duda que Ricardo La Volpe y sus colaboradores están bien asesorados en la materia y decidieron renunciar a la “estrella”, a cambio de construir un equipo unido, sólido, a partir de las buenas relaciones humanas. ¿Cuál es su opinión?
La primera y muy importante enseñanza del suceso de la vida deportiva nacional, es la necesidad de aprender a ser trabajadores, sensatos, solidarios, subsidiarios y colaboradores para alcanzar los objetivos propuestos; subraya la importancia de la adecuada disposición del ser humano, ya que otra definición aceptada dice: “calidad es un concepto integral, describe a la persona con sus particularidades individuales y sociales, unidas a las profesionales”. En el caso debían decidir entre contar con un sobresaliente futbolista o buscar la buena integración humana del equipo deportivo.
La segunda enseñanza está en medir la extremada fuerza de la empresa ofendida y lesionada en sus intereses; sin duda, con la nueva Ley de Comunicación, estará aún más fortalecida, con amplias posibilidades de tomar decisiones unilaterales, definir conciencias de “bueno” o “malo”, declarar “culpables” o acusar a “inocentes”. No olvide que, sin contraposición de criterios, perdemos posibilidades de decidir verdaderamente. Lo invito a pensar en ello.
No olvide la posición extrema, de fuerza, que han adquirido algunos medios de comunicación, acusados de utilizarla para alcanzar sus propósitos de negocio y control. Le comparto una cifra que me parece preocupante, en relación al concepto de monopolio y libertad: entre Televisa y TV Azteca, controlan el 85 por ciento de los medios nacionales de comunicación e influyen fuertemente en el extranjero, a través de filiales y corresponsalías.
Habrá que mantenernos atentos a los acontecimientos, tanto en uno como en otro caso; ambos tienen mucho en común. Las preguntas que se vienen a la mente son simples: ¿Se saldrán con la suya y harán llegar a la Selección Nacional de Futbol al muchacho malcriado por ellos mismos?; ¿Lograrán controlar los medios de comunicación y tratar de manipular, aún más, nuestras conciencias?
Si cualquiera de las dos preguntas resulta con respuestas positivas, debemos preocuparnos seriamente sobre el rumbo que estamos siguiendo en cuestión de decisión y libertad. ¿Qué le parece?
ydarwich@ual.mx