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Diálogo| La familia y las convivencias

Yamil Darwich

Gran controversia han desatado los partidos políticos de izquierda, apoyados por el PRI, ante la oposición del PAN, por la aprobación de la llamada ?Ley de Convivencia? en el Distrito Federal, que da legalidad a la unión de personas del mismo sexo y sobre todo, asegura el patrimonio y futuro de los sobrevivientes de esas relaciones humanas.

Desde el inicio del sexenio se presentó el citado proyecto de Ley, dictaminado a favor, mas nunca ratificado por la Asamblea Legislativa del Distrito Federal. Hoy es una realidad; permite a sujetos del mismo sexo establecer relaciones legales con las consecuentes responsabilidades, dando orden y forma legal a los derechos individuales en la realidad vivida por esas personas, quienes mantienen sus relaciones interpersonales desprotegidos por las Leyes civiles. Los argumentistas a favor, insisten en señalar los muchos casos ?a la muerte de alguno de ellos? donde los familiares quedan como únicos herederos dejando en desamparo al sobreviviente; éste no tiene suficientes argumentos legales para defender el patrimonio propio, consolidado con años de trabajo conjunto.

Los defensores de la citada Ley, hacen notar que en ningún momento se considera un contrato matrimonial y tampoco se prevé la posibilidad de tomar hijos en adopción, actos legales autorizados en algunos lugares de Europa. La realidad: representa un sólido antecedente y sin duda será base para lograr la aceptación social de la condición de ?casados? y consecuentemente demandar todos los derechos del estado civil, incluido el de la adopción.

Los opositores a la citada Ley, insisten en sus argumentos: representa un ataque directo al concepto de familia y un antecedente legal que ofende a la moralidad de la mayoría. Tienen razón en buena parte.

Sin duda, habrán de analizar las consecuencias de la decisión; por cierto, fue tomada sin considerar la insistencia de los conservadores de someterla a ?referendo?, acto rechazado sistemáticamente, por saberse legislando para minorías.

Otra duda ensombrecedora de la decisión es sospechar de los diputados, quienes buscaron sumar votos futuros a su causa y dieron poco estudio formal a los eventos que desencadenarían. Esa actitud tampoco es nueva en nuestra vida nacional.

Desde luego, las corporaciones religiosas encabezadas por la Iglesia Católica reprobaron la decisión, argumentando razones de fe, reprobando la práctica homosexual. Sobresalen radicales, entre ellos el ministro de Salud del Vaticano, quien los comparó con ?cucarachas?.

Bélgica, Holanda, Canadá y Estados Unidos ya tienen antecedentes de legislación al respecto, aunque algunos estados de EUA han dado marcha atrás a su aceptación de ?matrimonios? entre homosexuales, caso de California, que anuló cuatro mil actas.

Coahuila tiene un proyecto similar, el cual no ha sido aprobado, conociendo la posición conservadora los ciudadanos, aunque algunos políticos también insisten en someterla a aprobación, considerándola un argumento más para promoción personal entre minorías.

La opinión de algunos abogados a quienes consulté, entre ellos el licenciado Karim Darwich, se orienta a hacer la distinción entre una y otra: ?son alternativas diferentes, en cumplimiento de distintas aparentes funciones de defensa de derecho; entre ellas: sucesión testamentaria, seguros familiares, atención a la salud y protección del patrimonio?. Me hicieron notar la enorme diferencia entre una Ley de Convivencia, aparente defensora de esos derechos individuales y el intento, en Coahuila, de hacer un ?pegote? a la Legislación Civil, en el Capítulo del Matrimonio, con el llamado ?Pacto de Solidaridad Civil?, considerándolo una aberración por tratarse de figuras distintas: ?la Sociedad por Convivencia es sólo para proteger los derechos de seguridad social; el matrimonio tiene como únicas funciones promover la unión familiar y procrear?. Por cierto, hoy en la UAL, los profesores de Derecho discutirán el tema.

Importante asegurar la preservación de la familia, unidad estructural y funcional de la sociedad; a través de ella se perpetúa la especie, la identidad local y las tradiciones regionales. No olvide que entre las pocas fortalezas que tenemos los latinoamericanos, ante la globalización del mundo posmoderno, está la forma de convivencia por medio de esa célula social fundamental a la que podemos darle un golpe grave, por no analizar irresponsablemente las propuestas, sin cualificarlas ni cuantificarlas; menos aún, soportándolas con opiniones expertas. Para allá nos quieren llevar los diputados encabezados por Julieta López Flores.

Debemos luchar por la defensa de los derechos individuales, pero también encontrar la forma adecuada de garantizárselos a todos. Es muy cierto que al reconocer la ?Sociedad de Convivencia?, habrá antecedente para luchar por recibir algunos beneficios en el campo de la salud ?derecho a los servicios del IMSS o ISSSTE, por ejemplo?, petición justa. También genera la necesidad de revisar otros procesos de reformas, ajustes y definición de criterios en Leyes y reglamentos secundarios, porque a la fecha no prevén el caso; pero es igualmente importante mantener las bases de orden y organización social cuidando a la familia, ¿no le parece?

ydarwich@ual.mx

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