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Diálogo| La Horca

Yamil Darwich

?Viva el pueblo y mueran sus enemigos. Viva la nación gloriosa y mueran sus enemigos?, gritó Hussein, alterado emocionalmente por la sentencia del juez: condenado a la horca, en un juicio que fue un caso más de publicidad mediática de George W. Bush y sus colaboradores.

¡Dios es grande!, pronunció el tirano en desgracia y su abogado Ramsey Clark, ex fiscal general norteamericano, fue expulsado por el juez, al considerar el juicio como ?una parodia?.

Lo más incongruente del caso es que Hussein fue condenado por crímenes a ?lesa humanidad?, por la muerte de 148 personas en 1982, olvidando las matanzas y violaciones a los tratados de Ginebra, que el mismo Saddam cometió durante la guerra contra el vecino Irán; bueno, claro que en ese caso estaba del lado ?de los buenos?, de quienes recibió apoyo con armamento y dinero.

Hussein se negó en un principio a atender al juez que le ordenó levantarse de su asiento, obligándolo dos policías a mantenerse de pie. Este hecho es un evidente mensaje de lucha rebelde, guerrillera y terrorista, para todos los fanáticos del Oriente Medio; pero igualmente, la sentencia era inevitable: la guerra por el posicionamiento en la Sociedad del Conocimiento no permite marcha atrás, caiga quien caiga, llevándose hasta las últimas consecuencias.

Prueba de lo anterior son las declaraciones del presidente de los Estados Unidos de Norteamérica, que al ser enterado del veredicto, estando en camino a su rancho, expresó: ?Es un logro mayor para la joven democracia de Irak y su Gobierno constitucional, (...) un hito en los esfuerzos del pueblo iraquí para remplazar el régimen de un tirano con la vigencia de la Ley?.

Las declaraciones forman parte de un proceso de autoconvencimiento por parte del propio Bush; según Ignacio Ramonet, en su libro ?Las Guerras del Siglo XXI? declaró: ?Me impresiona que exista un desconocimiento respecto a lo que es nuestro país y que haya gente que pueda odiarnos. Soy como la mayoría de los norteamericanos; no puedo creerlo, porque sé que somos los buenos?. ¿Liderazgo mesiánico o franca desubicación?

También debemos considerar la campaña, que al interior de los Estados Unidos, han logrado consolidar los estrategas políticos, basada en el miedo de los ciudadanos, alimentando el temor inculcado contra los terroristas islámicos; así, desorientados, acceden a enviar a sus hijos a la guerra y gastar cantidades de dinero desmesuradas en programas de ataque y defensa bélica.

Muchos ciudadanos de nuestro vecino país del norte, han hecho denuncias sobre el terrorismo sicológico al que son sometidos; la última de ellas, la cantante y actriz Barbra Streisand, que declara: ?Esos mensajes provocan el miedo y el pánico entre los votantes, (...) y se trata de una estrategia presidencial republicana posterior a 2004 que dice: ?si vota por los demócratas su familia muere?. Habremos de tomar en cuenta las campañas para elegir representantes, senadores y gobernadores, cuando los demócratas y republicanos se atacaron rabiosamente buscando votos para su causa.

Es muy probable, casi con certeza, que Saddam Hussein es responsable de crímenes de guerra y de lesión a la humanidad; seguramente su culpabilidad sería demostrada en cualquier Corte del mundo, con un juicio justo y transparente. Lo que no es aceptable son los medios utilizados por George W. Bush en ningún caso -éste incluido- cuando el petróleo y el agua se volvieron estratégicamente imprescindibles.

No deje pasar desapercibido: el país defensor de la libertad y la democracia se ha transformado en el represor de los principios defendidos por sus héroes nacionales; con el acto terrorista del 11 de septiembre de 2001, la actitud hacia esos ideales cambió bruscamente: la ?justicia de excepción?, instaurada al día siguiente de los atentados a las Torres Gemelas de Nueva York, una maquillada suspensión de los derechos individuales de los propios norteamericanos.

Más adelante, John Ashcroft, ministro de Justicia, hizo aprobar la ?Ley Patriota?, con ella recibió autoridad suficiente y puede detener, interrogar, acusar a todo aquel sospechoso de ser terrorista; además tiene facultades de invadir hogares y negocios, intervenir teléfonos y con sólo tener creencia de posible culpabilidad, derecho de actuar. Desde mayo de 2002, el FBI puede espiar, inmiscuirse en reuniones de todo tipo, incluidas las religiosas, asistir a mítines políticos, romper la privacidad de escritos entre ciudadanos, sea correo tradicional o por la Internet.

Todo en nombre de la ?seguridad nacional?.

Curiosamente los sucesos acontecen a la conveniencia del señor Bush, que con su política del miedo, intentó recibir dividendos medidos en escaños en las Cámaras de Poder Legislativo de su nación; su forma de escribir historia recuerda aquello adjudicado a Alfonso X ?El Sabio?: ?Llegaron los sarracenos y nos molieron a palos; que Dios está con los buenos, cuando son más que los malos?. Le invito a que continuemos enterándonos. ydarwich@ual.mx

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