Fueron necesarias más de cuatro detonaciones y cientos de kilos de dinamita para deshacer el risco.
El Siglo de Durango
Dinamitan material rocoso que se encontraba obstruyendo el camino de la carretera Durango-Mazatlán en el kilómetro 168 + 800, ayer miércoles, luego de haber contemplado otras alternativas incapaces de remover una masa aproximada a los cuatro mil metros cúbicos; no se tuvo otra opción, indicó Enrique de la Torre Sánchez, residente de Conservación del Centro de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT) Durango.
El material explosivo fue utilizado en repetidas ocasiones; a pesar de que se había contemplado emplearlo una sola vez, no fue suficiente como para derribar y fragmentar la roca de dimensiones aproximadas a los 40 metros de altura por 15 metros de ancho y otras menores, pero de tamaño considerable, razón que orilló a realizar alrededor de cuatro detonaciones al personal de la SCT y de Implementos Mineros.
?Se pretende estabilizar el talud, por medio de los explosivos?, aseguró el directivo de la SCT.
La primera detonación ocurrió alrededor de las 11:12 horas, en la que se utilizó un carga inicial de 200 kilos de pólvora, misma que no dañó de manera considerable al pedrusco, ya que éste resultó casi intacto ante el material flamable, aunque sí se logró fragmentar la base de éste.
INICIAN TRABAJOS
A las 11:28 comenzaron los trabajos destinados a remover los fragmentos que se desprendieron del pedrusco, aunque los trabajadores se mostraron cautelosos ante los inicios de éstos, ya que la roca desprendía sonidos de fractura por lo que se mantuvieron en alerta constante, razón por la cual los responsables de la obra dieron indicaciones para que las máquinas hicieran un receso y poder observar el comportamiento del material rocoso ante la explosión. Minutos después empezaron las operaciones.
La superficie del piso mostraba una humedad a consecuencia de las lluvias y granizo de un día anterior, pero que de igual manera pareció no haber beneficiado en mucho a los trabajos realizados, pues la roca resistió tanto a la dinamita como a la caída de éstas en el pavimento, así como a la tierra húmeda.
A decir de Enrique de la Torre, el total del material removido fue aproximado a los siete mil metros cúbicos, aunque no pudo precisar el equivalente en peso, pero enfatizó que sólo para dar una idea de las dimensiones de este derrumbe señaló que hacía más de 23 años que no se presentaba un acontecimiento de esa magnitud; y manifestó que en la temporada de lluvias se seguirán presentando situaciones similares, por la naturaleza de la zona.
Finalmente, De la Torre Sánchez aseveró que se contempla rehabilitar el flujo por ambos sentidos de la carretera el día de hoy, aunque se sigan llevando a cabo trabajos de limpieza a los alrededores, es decir deshacerse del material rocoso que aún permanezca por el lugar, al igual que la reparación de la carpeta asfáltica ya que ésta sin lugar a dudas resultó afectada, pero esto no representan mayor dificultad, concluyó.
El Siglo de Durango estuvo presente en la explosión al igual que en los procedimientos que antecedieron a tal acción; en primera instancia, los expertos supervisaron que las cantidades de pólvora fueran las establecidas, así como la colocación estratégica del material y de la instalación operativa de éste, al igual que la seguridad de los involucrados.
A la cuenta regresiva de cinco se ejecutó la orden de dinamitar la roca; llegado ese tiempo se dio un resplandor en la base del objetivo. Posteriormente un ruido potente invadió el lugar, acentuándolo debido a las paredes de la zona y generando de esta manera otro estruendo más entre las rocas que se deslizaban unas sobre otras y provocando un sonido escalonado ante la fractura y desprendimiento de unas piedras sobre otras; de la misma manera se pudieron observar volar a lo alto en distintas direcciones.
Cuando se pudo acceder al lugar, se percibió el olor a tierra y pólvora, mismo que permaneció por un tiempo breve.
PARALIZAN FLUJO VEHICULAR
Por su parte, la Policía Federal Preventiva (PFP) se dio a la tarea de impedir el acceso a los vehículos que transitaban por esa vía de comunicación en La Ermita a partir de las 7:30 horas, por Durango, mientras que fue en El Palmito por Sinaloa.
A pesar de que el tránsito se impidió indefinidamente, no hubo una marcada acumulación de usuarios de la vía que se quedaran esperando el acceso de circulación.
Cabe mencionar que en el Espinazo del Diablo de igual manera se interrumpió el tráfico, ya que se fijó como medida de seguridad no permitir el acceso cinco kilómetros antes y después de las labores realizadas en la zona del derrumbe.
RECURSOS
Trabajadores, material y maquinaria con los que se cuenta para la evacuación de material rocoso en la carretera:
-16 trabajadores, entre operadores e ingenieros.
-Payloader 950 B.
-Bulldozer D 8.
-Cavadora.
-Perforadora Track drill.
-Pólvora.
FUENTE: Investigación de El Siglo de Durango.
Se conjugan máquinas, hombres y voluntades
Luego del estruendo causado por la explosión de una parte del cerro que hace días se desgajó sobre la carretera Durango-Mazatlán, una cuadrilla de experimentados trabajadores de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes se prepara para despejar la rúa y para ello se apoyarán en poderosas máquinas que desde la capital de Durango se han transportado en tráileres con plataformas de ?cama baja?.
Son las 11:00 horas y a ambos lados de la montaña de escombro que dejó la explosión hay equipo mecánico y humano listo para el retiro de rocas; por el lado de Mazatlán, una enorme pala mecánica Caterpillar D8N mantiene su motor encendido y lentamente hace su desplazamiento valiéndose de su enorme ?oruga?.
Por el lado de Durango, también están listas para entrar en acción una pala mecánica de la misma marca, pero modelo 950B, y una ?mano de chango? que se basa en una ?oruga? que le permite su fácil desplazamiento en casi todas direcciones sobre 270 grados; estas dos últimas máquinas trabajan en forma sincronizada para despejar la primera parte de la carretera que se encuentra invadida por las rocas que dejó la explosión.
Las labores inician casi al mismo tiempo en ambos lados de la carretera; las máquinas rugen y empiezan a desplazar grandes rocas hacia el precipicio que se encuentra a un lado y por él ruedan cuesta abajo los primeros peñascos, algunos de los cuales, por su gran dimensión, no detienen su deslizamiento hasta el fondo del barranco de aproximadamente cien metros y, a su paso, arrasan con algunos vetustos y verdes pinos.
El primer paso está dado, pero no todo es sencillo; los recios hombres que manejan las máquinas ahora sí que toparon con pared, ya que hay trozos del cerro que pesan varias toneladas y ninguna de las tres máquinas que se encuentran trabajando pueden siquiera moverlos.
En forma apresurada se reúnen los operadores de las palas mecánicas y la ?mano de chango? con los ingenieros de obra y con el residente de conservación de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes; no hay de otra: se necesita de nueva cuenta la utilización de cargas explosivas, y así se hará.
De inmediato se giran instrucciones a los técnicos de la empresa que se contrató y se empiezan a hacer perforaciones en la rocas más grandes, para lo que se utiliza un enorme taladro hidráulico de los usados en minería y se hacen horadaciones de aproximadamente 50 centímetros de profundidad, en donde posteriormente se colocarán los bombillos de dinamita que estarán conectados en serie mediante una mecha que electrónicamente se activará desde un refugio colocado a unos 300 metros de distancia.
Los trabajadores de Implementos Mineros saben su trabajo y en forma coordinada y eficiente unos hacen las perforaciones mientras otros colocan el explosivo y hacen las conexiones a la mecha; pasan apenas 40 minutos cuando ya todo está listo para la detonación. El mismo tiempo fue aprovechado para retirar al personal y la maquinaria del lugar del siniestro y ponerlos a buen recaudo.
Cinco, cuatro, tres, dos, uno... Desde un sitio, protegido, a 200 metros de distancia, se observa primero un resplandor rojizo que sale de entre las rocas, luego se escucha un estruendo ensordecedor que se repite en el eco de la montaña y enseguida se observan densas nubes de tierra y humo mezcladas y mientras se despeja la visión, técnicos y trabajadores en general empiezan a acercarse al sitio de la explosión; el entorno ha cambiado, las grandes rocas donde se depositaron los explosivos ya no existen, hay algunas más pequeñas y manejables. Sin embargo, otra parte del cerro ha caído y parece que las dificultades se multiplican, pero los ingenieros encargados de la obra se muestran optimistas.
Después de la primera detonación que se llevó a cabo a las 11:00 de la mañana, se requirieron otras tres adicionales y el trabajo alternado de la maquinaria mencionada al inicio de esta información, pero en las primeras horas de la noche ya estaba prácticamente despejada la carretera Durango-Mazatlán a la altura del kilómetro 168 + 800; quedaban algunas labores complementarias para garantizar la seguridad de los automovilistas, pero eso se consideraban labores menores.
Los agentes de la Policía Federal Preventiva hicieron una buena labor de resguardo impidiendo el paso de vehículos desde una distancia prudente al sitio de la maniobra; hubo decenas de camiones de carga con mercancía diversa que debieron esperar por más de 12 horas para reanudar su desplazamiento y hubo automovilistas que, teniendo como destino Mazatlán, prefirieron regresar a Durango y esperar mejores tiempos para su viaje de placer.
Cuidado, más derrumbes
La carretera Durango-Mazatlán se ha convertido en una rúa de alto riesgo por los derrumbes que se han presentado en los últimos días y otros que se prevé que se registren en la medida que se intensifiquen las lluvias, dio a conocer el ingeniero Rubén Tinoco Vázquez, quien al momento de ser entrevistado laboraba coordinando el retiro de escombro que dejó la primera explosión con la que se pretende quitar las rocas que obstruían parte de la mencionada rúa a la altura del kilómetro 168 + 800, en el tramo conocido como ?El Taller?.
Sus declaraciones las confirma el entrevistado al dar a conocer que se tienen nuevos derrumbes sobre la misma carretera a Mazatlán, mismos que se localizan entre los kilómetros 179 al 185 y en donde al menos dos de ellos son de consideración, ya que rocas de gran dimensión y gran cantidad de tierra lograron bloquear al menos un carril de la rúa.
El Siglo de Durango hizo un recorrido por el lugar de los hechos y comprobó que si bien los derrumbes no fueron de la magnitud del ocurrido el viernes pasado, sí alcanzaron a dejar intransitable un amplio tramo carretera y se hizo necesario que ayer mismo se enviaran brigadas de trabajadores para despejar las áreas dañadas.
En algunos casos, bastó el esfuerzo y la buena voluntad de los trabajadores de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes, pero en otros se requirió la utilización de maquinaria pesada como palas mecánicas y trascavos para poder mover las voluminosas rocas que quedaron sobre el pavimento.
El ingeniero Tinoco Vázquez indicó que a nadie se puede culpar de los deslaves del cerro, ya que es un fenómeno natural que ocurre a causa de las lluvias que se van infiltrando entre las rocas y provocan el arrastre de humedad y tierra, de forma que con el paso del tiempo las fisuras aumentan su profundidad y las capas internas se reblandecen hasta provocar que lleguen a caer bloques de tierra y rocas como ha ocurrido.
De acuerdo con la versión del entrevistado, el derrumbe que se tuvo el pasado viernes en el kilómetro 168 + 800 fue el más voluminoso en los últimos 22 años y de ahí la dificultad para el retiro de los escombros y para afianzar el talud del cerro, quitándole la peligrosidad que pueda tener para los conductores.
En otra parte de sus afirmaciones, el profesionista dio a conocer que durante la temporada de lluvias que ya inició hay la posibilidad que se tengan más derrumbes en la carretera Durango-Mazatlán, mismos que estarían provocados por las precipitaciones pluviales que esta temporada se esperan abundantes.
Una vez que se reanude el tráfico vehicular en la carretera Durango-Mazatlán, se recomienda a los conductores que recorran el trayecto con toda precaución para evitar accidentes y procurando una velocidad moderada para evitar algún percance con rocas que posiblemente se lleguen a encontrar en la cinta asfáltica como consecuencia de los desgajamientos que se pudieran presentar.