EFE
SHANGHAI, CHINA.- El director mexicano Ignacio Ortiz, autor de la película Mezcal (2005), premiada con el Ariel de este año, el mayor galardón del Séptimo Arte de su país, explicó en una entrevista que el cine de México debería llegar a China para ?quedarse?.
La proyección de Mezcal inauguró un ciclo de cine mexicano enmarcado en la novena edición del Festival Internacional de Cine de Shanghai (SIFF en inglés).
La muestra, con diez largometrajes y tres cortos, trata de presentar un panorama del cine del país americano, en parte para empezar a ubicar el país en el imaginario del ciudadano chino, según sus organizadores.
?Venimos a China porque es muy difícil estar presente en Asia con películas no ya mexicanas, sino latinoamericanas?, declaró el director general del Instituto Mexicano de Cinematografía (IMC), el cineasta Alfredo Joskowicz.
Para Ignacio Ortiz, esta aventura asiática le recuerda a una parábola que se imagina a menudo: ?Estamos los habitantes de un pequeño pueblo, hay un camino o un río?, sugiere. ?Pasan gentes pero nadie se queda, y entonces nadie se acuerda de ellos. Pero de pronto alguien pasa, se queda un día, dos días, en una esquina, y la gente empieza a preguntarse quién es aquel extraño?.
?Cuando se va, dicen, ?se ha ido aquel hombre?, y ya hay una referencia, ya hay punto para pensar en el otro?, añadió, y eso es, en su opinión, lo que tendría que hacer el cine mexicano en China.
?Lo primero, tenemos que estar. ¿Que hay un ciclo de cine mexicano? Que la gente pueda ver qué es. Es eso antes que otra cosa?, dijo, para empezar a cuidar, a partir de ahí, qué películas se traen y a dónde, y a cultivar el deseo de verlas.
Ortiz cree que su última película, de una atmósfera muy mexicana, muy cercana a la literatura de Juan Rulfo, desconcertó al público chino que asistió a su proyección dentro del SIFF por su estructura narrativa, sin un argumento lineal, pero que gustó por su calidad plástica y por la intensidad de sus emociones.
?El asunto es cómo les cuento el cuento. Hay que tener una estructura dramática, que puede no ser forzosamente la impuesta por Hollywood, con tal de que llame la atención y le cause asombro y emocione al espectador?, asegura, ya que asombro y emoción le parecen las claves para que el cine funcione.
Para Ortiz el público chino no es tan diferente del que puede haber en México, y aunque el país americano es bastante desconocido en el gigante asiático, ?China en México no es distante?, sentenció.
?En México lo chino lo tenemos metido en los huesos y en la vida, es algo muy presente, desde la nao de China que en la época de la colonia venía hasta Acapulco por el Pacífico, a la literatura, incluso en los refranes?, recordó.
?Cuando no se puede entender algo decimos que está en chino. En la distancia, lo más lejano para nosotros tenía nombre y se llamaba China. No creo que para China lo más lejano tenga nombre y se llame México?, dijo, y recordó las generaciones de chinos que viven en el país, donde han hecho su cultura familiar para los mexicanos.
?China está muy presente en México y así, cuando llegan sus películas, es muy fácil, muy obvio, que la gente vaya a ver una película china?, señaló.
?Por eso?, concluyó, ?lo que hay que provocar en China es ese asombro que es capaz de despertar México, para que ocurra como en el ejemplo que puse antes? y la gente empiece a demandar ese cine que un día llegó como un extraño, pero que permaneció con ellos, como China en México, hasta formar parte natural de su entorno.
