Espectáculos Miss Universo Christian Nodal Julión Álvarez

Disfrutando del Sonido

Luis Demetrio Moreno C.

EL LADO OSCURO DE LA LUNA

Cada vez que te acuerdas de un gran disco, y que te encuentras en un estado en particular para desear escuchar precisamente ese disco (de ahí que te acuerdes), no lo encuentras, todo por no organizar un domingo cualquiera el material fonético, llevándote esta situación a un extremo de angustia existencial comparable a cuando todo futbolista mexicano que se encuentre en Europa se da cuenta, después de dos años de estar en la banca, que jamás lo van a poner de titular.

Pero aún peor si este disco se llamase: The Dark Side of the Moon, así es, el mismísimo Lado Oscuro de la Luna de Pink Floyd, que viera la luz en el año 1973, el cual es uno de mis discos favoritos, no porque haya tocado el inconsciente colectivo de toda una generación, o porque sea considerado uno de los grandes legados culturales del siglo XX, o cuente con el estigma de ser el disco por excelencia para escuchar fumando marihuana, no, sencillamente porque es sublime y emotivo, tanto en sus letras como en su música, así de simple, atrapándote irremediablemente en su atmósfera desde la introducción auditiva creada por una especie de latidos que entran paulatinamente en fade, con una caja registradora de fondo o segundo plano, junto a una vocecita que de repente se ríe y sin que te des cuentas ya estas escuchando Breathe la primera canción en donde David Gilmour ya se encuentra coqueteando con el sonido que sacara de su sagrada guitarra mientras que Roger Waters señala en su letra el camino del conejo que corre para excavar su hoyo, tal cual si el escucha, al igual que Alicia, apenas iniciara un camino del cual jamás se hubiera atrevido a imaginar que tan siquiera existiera.

De repente escuchas un ?loop? minimalista que parece no tener fin, es On the Run, la segunda pieza, en donde caíste al parecer a un pozo sin fin, y cuando menos lo esperas unos sonidos de reloj antiguo te despiertan de esta caída, del eterno letargo, es el comienzo de la canción de Time, cuya letra es una magnifica alegoría de lo que es el tiempo en sí, ya que de joven será para siempre, cuando de repente un día, sin darse cuenta, se despierta diez años más viejo, con la respiración más corta y un día más cercano a la muerte.

El puente musical del cuarto track, The Great Gig in the Sky, nos muestra el espíritu del alma perdida, en la vocalización ?soul? de Clare Torry, guiada de la mano por las notas del teclado de Richard Wright, para llevarnos al sonido de unas cajas registradoras, comenzando la pieza de Money, en donde el dinero no solamente es referido como una idea marxista, sino como un elemento que jamás podrá ser visualizada con objetividad por la magnitud de poder que el mismo representa, y que se acrecienta culturalmente de manera inevitable, mientras que musicalmente en la pieza el cuarteto se permite un funk psicodélico para acompañar el solo de guitarra.

La sexta canción es Us and Them, mi favorita, empezando por la melodía creada en el saxofón de Dick Parry, para dar tranquilidad a una pieza cuya mayor parte de su música es emocionalmente devastadora, como pocas melodías lo han logrado crear, con un coro que refuerza la crudeza de una letra que nos remarca lo contradictoria que puede ser la vida misma.

Any Colour Your Like es la antepenúltima melodía, demostrando una vez más el valor de Richard Wright, y sirviendo de puente para el gran final, dividida en las piezas musicales: Brain Damage y Eclipse, en donde se observa la esquizofrenia del protagonista de la canción, que en primera persona narra su estado de locura, en donde alguien esta dentro pero no es él, no soy yo, es el lunático, que a pesar de los gritos nadie va a escuchar, que a pesar de todo lo que hagamos o dejemos de hacer finalmente el sol será eclipsado por la luna.

Así pues está, la Luna, es más que el satélite natural de la tierra, y para la humanidad de inicios de los 70 el haber pisado en ella al final de la década anterior representaba un autentico parteaguas espiritual del ser humano, cuya compleja digestión se muestra en la visión de Roger Waters y en el oído de Alan Parsons para mezclar The Dark Side of The Moon, en donde Pink Floyd señala que el hombre es inestable, y que su esencia radica en su locura, o en un haz de luz que en un prisma refleja los colores del arco iris. luisdemetriomoreno@hotmail.com

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