Ahora la tragedia rebasó el ámbito de las galerías y socavones de las minas para adueñarse también de las instalaciones externas, que asemejando un campo de batalla fueron escenario de la confrontación que arrojó muertos y heridos.
La secuela de los acontecimientos recientes tiene su punto de partida en la tragedia que cobró la vida de los mineros atrapados Pasta de Conchos, Coahuila, y se extendió de manera cruenta hasta Michoacán, con la toma de la Siderúrgica Lázaro Cárdenas-Las Truchas, S.A. por parte de los trabajadores y la represión de la Policía tanto federal como local que torpemente trató de recuperarla por medio de la violencia.
La verdad, no es posible que se permitan más choques violentos, por lo que debe privilegiarse el diálogo y los acuerdos, aunque la tarea no parezca fácil, pues existen fuertes intereses sindicales en el gremio y diversas organizaciones amenazan con un paro nacional. Además, porque los mineros piden que se acaben las presiones contra su líder Napoleón Gómez Urrutia, de quien se ha evidenciado que posee una gran fortuna depositada en diferentes cuentas bancarias, algunas a nombre de su esposa y hasta de su chofer.
El punto medular estriba en ese fino hilo que va del respeto a la representación sindical hacia otro punto donde anida la corrupción, la impunidad y hasta la conformación de delitos.
Con esa visión se abren muchas interrogantes: ¿debe el Gobierno Federal intervenir a ese grado?, ¿tienen suficiente fuerza y capacidad los trabajadores para promover demandas contra sus supuestos líderes o representantes?, ¿es correcto que el movimiento obrero solape la acumulación de riqueza ilícita de algún dirigente?, ¿no existen recursos jurídicos que sean confiables para iniciar una averiguación y evidenciar un delito?
Pero preguntas más, preguntas menos, lo que es ineludible, indispensable y urgente es dejar de lado la violencia y encauzar el conflicto a través del diálogo, el respeto a los sindicatos y el apego al marco de derecho. Asimismo, reactivar esa fuente de trabajo que debido al paro ya arroja graves pérdidas.
Así que una vez que estas hostilidades se trastoquen en tregua, pláticas y compromisos, será muy importante que en el movimiento sindical se valoren todos estos acontecimientos para que no vuelvan a ocurrir. Esto podrá alcanzarse a través de promover las reformas necesarias ante el Legislativo, pero también por medio de la decisión de fomentar un sindicalismo honesto y responsable.
No queremos más enfrentamientos, que a nadie convienen. Es preciso construir consensos que deriven a su vez en la conformación de horizontes benéficos, en lo social y económico, para dar respuesta a lo que nuestro México tanto pide y tanto sigue necesitando.
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