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Divagaciones de la manzana/Campañas a la baja

Martha Chapa

En recientes encuestas se ha revelado como una constante la decepción de la ciudadanía por el bajo nivel de las campañas presidenciales del 2006, sin distingo de siglas partidistas.

Y bien sabemos, más allá de sondeos, que se trata de una realidad palpable que atestiguamos todos los días.

Es cierto que en cualquier proceso electoral existe una rivalidad, una lucha y la defensa de los postulados propios, así como la crítica a las propuestas del adversario, lo cual no nos asusta; es explicable e incluso hasta deseable.

En este caso lo que resulta inadmisible es el comentario soez, la ausencia de argumentos, la descalificación burda e incluso, en ocasiones -por desgracia cada vez más frecuentes-hasta la comicidad vulgar.

No vemos por ningún lado, lamentablemente, a ese candidato que centrado, lúcido, ecuánime, se incline hacia el análisis de los problemas del país y sus posibles soluciones.

Otra constante que aparece en estas opiniones colectivas es la baja credibilidad de las promesas de campaña, pues los candidatos parecen inmersos en un concurso para ver quién ofrece más, o sea, quién incumplirá en mayor grado, dadas las condiciones actuales que impiden el cumplimiento cabal de tales compromisos.

Así, sin excepción, los candidatos de los diferentes partidos -bien sean los más importantes e históricos o los de menor relevancia, incluyendo a los de nueva franquicia electoral- están sumidos en la desesperación, porque al margen de los datos que arrojan las encuestas, el hecho indudable es que la mayoría de los mexicanos les da la espalda. Se prevé que, de seguir así las cosas, habrá un enorme abstencionismo y, por ende, una baja representatividad y legitimidad de quien resulte vencedor.

Si observamos con detenimiento lo que ocurre en los mítines y en general revisamos las imágenes que están transmitiendo las televisoras, comprobaremos un falso optimismo cívico, desgano amorfo, inercias anacrónicas y retórica hueca que sólo pueden sostenerse en el muy limitado voto duro o con un infame acarreo.

Es más, salta a la vista la contradicción entre los anuncios prefabricados, donde los candidatos tratan de aparecer serios y ponderados, y sus desentonadas declaraciones en la espiral decadente del mitin callejero.

Por eso, si queremos un mejor país, debemos construir una mejor democracia, que en tiempos electorales debiera demostrarse con mejores campañas y mejores candidatos.

e mail: enlachapa@prodigy.-net.mx

www.marthachapa.com.mx

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