EFE
Nueva Delhi.- El caso de Reshma, una musulmana de 23 años a la que divorciaron 24 horas después de haberse casado por demandas de dote de su marido, vuelve a poner de manifiesto la vigencia de viejas costumbres en la India, pese a estar penadas por la ley.
Reshma Haq, de 23 años y residente en Chitli Kabar, en el Viejo Delhi, una zona mayoritariamente musulmana, se casó el pasado día 23 con Waqar Ahmed.
Cuando llegó a la casa de su esposo, en el barrio vecino de Shakti Mandir, "la madre y la hermana de Waqar querían saber dónde estaba el dinero", afirmó Reshma, quien creía que se referían al "mehr" (regalos enviados por parte de la familia de la novia).
Sin embargo, Waqar le informó entonces que esperaba que su familia le diera 200 mil rupias (unos 4 mil 500 dólares) y una motocicleta.
Reshma afirmó que, durante la noche, tuvo que someterse a las demandas de su esposo de sexo antinatural y que, según ella, violaban los valores del Islám.
Al día siguiente, la familia de su marido se negó a darle comida a la joven e insistió en que sus padres se la debían enviar.
"Cuando regresé a mi casa esa tarde, como es costumbre hacer, le conté a mi padre las peticiones", afirmó Reshma, cuya historia se destaca hoy en la primera página del diario local "The Times of India".
Horas después, cuando sus padres intentaban persuadir a la familia de Waqar de que abandonasen sus demandas de dinero, que para ellos era imposible de cumplir, Waqar se puso furioso.
"En un ataque de rabia, Waqar pronunció la palabra 'talaq' tres veces y nos dijo que ya no hacía falta hablar más del asunto", dijo Abdul Haq, el padre de Reshma.
Según la religión islámica, la repetición tres veces de la palabra 'talaq' (divorcio) por un hombre es suficiente para acabar con un matrimonio.
Sin embargo, aunque la religión legitima su decisión de divorciarse de esta manera, las leyes vigentes en la India podrían llevarle un castigo duro por las demandas de dote, un costumbre antigua hoy en día estrictamente prohibida en el país.
La familia de Reshma ha anunciado que denunciará el caso ante la policía, mientras Waqar y sus familiares creen que fue engañado, ya que Reshma no era la chica cuya foto les habían enseñado y con quien pensaba que iba a casarse.
Estas acusaciones de escasa credibilidad han sido rechazadas por Reshma, quien afirma que Waqar y sus padres habían venido a su casa a pedirle permiso a su padre para casarse con ella.
Este incidente, del que al menos la mujer ha salido ilesa a diferencia de muchas demandas de dote, pone de manifiesto nuevamente la facilidad con que puede manipularse el método islámico para el divorcio y el hecho de que, pese a su prohibición, la práctica de exigir una dote a la novia sigue vigente.
El mes pasado, un hombre en estado ebrio repitió la palabra "talaq" tres veces en voz alta y fue escuchado por varias personas, por lo que Shiekh Ershad fue obligado por el consejo de su pueblo, en el este de la India, a separase de su esposa, Najma Biwi, con la que tiene tres hijos.
Ershad ha tenido que recurrir a la Comisión Nacional de Derechos Humanos para pedir protección e impedir que otros vecinos del pueblo contraigan matrimonio con su ahora ex mujer, con quien, según ha afirmado, no tiene el mínimo deseo de separarse.
Pero, según las leyes islámicas, Biwi no puede regresar con su marido hasta que no se haya casado y divorciado de otro hombre, una costumbre llamada "Halala".