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Dos lenguas

Gilberto Serna

Las consecuencias pueden ser nefastas. El Gobierno Federal accede, levantando ambos brazos en señal de rendición, a todo lo que piden los maestros y la Asamblea Popular mejor conocida por sus siglas APPO. Con ello, ¿se darán cuenta?, están sentando un peligroso precedente. Levante Usted una cuantas barricadas, tome radiodifusoras y estaciones televisivas, asuma una actitud de franca rebeldía, mantenga secuestrada una ciudad y entre otras peticiones ponga como condición, para levantar el asedio, que sea sacado de Palacio el mandatario estatal. Muéstrese intolerante, agresivo, furibundo y de pocas pulgas. Efectúe además una marcha, a golpe de calcetín, del lugar en que está el conflicto a la Ciudad de México con varios cientos de militantes, haga un plantón con ese contingente en las afueras del edificio donde despacha alguno de los poderes y lo mejor, grite a todo pulmón las consignas convenientes a sus propósitos enarbolando mantas con leyendas alusivas y conseguirá el resultado que quiere poniendo de rodillas a sus contrarios.

Las pláticas para llegar a un acuerdo resumen un estrepitoso fracaso. Una de las partes decide conceder a la otra cualquier cosa con tal de que retiren las manifestaciones, allá en Oaxaca y en el Distrito Federal. Veamos. Que exigen la destitución de un funcionario que trabaja en el Instituto Estatal de Educación Pública, junto a sus colaboradores, ¡concédase!; que la rezonificación sea no sólo estatal si no a nivel nacional, ¡hágase!; que se entreguen 280 millones de pesos adicionales a lo que obtuvieron los maestros en la revisión contractual de mayo pasado, ¡conforme!; que la propuesta para que desistan maestros y APPO de su movimiento se diga que la hace el Gobierno Federal, ¡muy bien! ; que se haga una enmienda a la Constitución local abriéndose paso al plebiscito, al referéndum y a la revocación de mandato ¡adelante!; que se le hagan auditorías al Gobierno que encabeza Ulises Ruiz, ¡bravo!; y, que se hagan extensivas a otras entidades en el resto de la República ¡gulp!; que el Gobierno Federal, destituyendo al que ocupa el cargo, nombre a su sustituto para que asuma sus funciones en la Policía Estatal y a nivel municipal, ¡magnífico!

En un absoluto desprecio al Estado de Derecho se aceptará cancelar más de 300 órdenes de aprehensión libradas con motivo del apoderamiento ilegal de estaciones de radio, televisora y edificios públicos. Hay que olvidarse del asunto. Ese es el arreglo para poner fin al conflicto. Lo que advertimos es que las condiciones son las de una de las partes y las concesiones de la otra. La cosa es que hay que acabar con el conflicto por encima de lo que sea, sin importar que están armando un bumerang que se les regresará, tarde o temprano, en circunstancias aun más extremas, para un Gobierno entrante, que las actuales. Se está impartiendo la lección de que el camino para obtener beneficios en este país, chuecos o derechos, es el alboroto, el disturbio, el desorden y el tumulto. En doscientos años de vida independiente México no se había topado con una situación como la que actualmente atraviesa. Bueno, no exageremos. Hubo épocas verdaderamente difíciles en las que hombres valerosos, con un gran sentido patriótico, lucharon con fragor combatiendo adversidades.

Sin embargo, abonemos, a favor de quienes pactan en estos momentos, diciendo que como están las cosas, allá afuera, no es posible hacer bordados de fantasía. Es un arreglo a como me la pinten bailo o se desata la barbarie. El Gobierno tendría una sola opción: el uso de la fuerza pública, no habría de otra. Desde hace rato se llegó a un callejón sin salida. Las fuerzas del desorden se ensoberbecen. Es el colmo, asisten a las reuniones con el secretario de Gobernación, representantes sin autorización para llegar a una avenencia. Se le estuvo dando vueltas al problema pretendiendo evitar que el Gobierno Federal se involucrara, eso creó un ambiente de incertidumbre en que se están confundiendo los sentimientos humanitarios con la tibieza. Lo que habría que buscar es cuáles son realmente las intenciones de quienes están armando este mitote, que todo indica quieren llevar hasta sus últimas consecuencias. Unos por no encontrar la fórmula para desvanecer el fantasma de la violencia y los otros por que su inconformidad es milenaria. Lo peor de todo es que hablan dos lenguas. Por eso no se entienden. Hay corrientes que chocan entre sí: los que piensan que poniendo en el cesto de los desperdicios al gobernador sin Gobierno Ulises Ruiz, como por ensalmo la paz renacerá y los que opinan que la salida del mandatario dará lugar a que los APPO, sin deponer su postura, convencidos que trapearon con el Gobierno, abrirán a continuación un nuevo capítulo que usted podrá imaginar en cualquier otra entidad.

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