EFE
París, Francia.- Seis policías resultaron ligeramente heridos por enfrentamientos en barrios conflictivos de la periferia de París la pasada noche, durante la que también fueron incendiados por todo el país 277 coches y dos autobuses, en el primer aniversario del estallido de la ola de disturbios en Francia.
La Policía, en cualquier caso, consideró que había sido una ?noche relativamente tranquila? y en un comunicado el Ministerio del Interior señaló que hubo ?pocos incidentes?, aunque en un balance a primera hora de la tarde el número de detenidos era de 47 personas, de las cuales 34 en la región de París.
En el barrio de Bosquets de la ciudad de Montfermeil, conocido por su conflictividad, hubo enfrentamientos entre alrededor de treinta jóvenes encapuchados y la Policía, que se iniciaron poco antes de medianoche y causaron heridas leves a seis agentes.
Los altercados comenzaron con el apedreamiento de un coche de Policía, según las Fuerzas del orden. Fuentes policiales citadas por Le Monde señalaron que en toda Francia hubo 277 coches incendiados, de los cuales la mitad en la región de París y 59 sólo en el departamento de Seine-Saint-Denis.
En dicho departamento también dos autobuses habían ardido en la ciudad de Blanc-Mesnil, sin que se produjeran heridos.
Con los de anoche eran seis los autobuses incendiados en Francia en 48 horas.
Las autoridades habían anunciado el despliegue por la noche de cuatro mil policías y gendarmes en los barrios conflictivos del país, especialmente en la periferia de París, para reforzar a los agentes locales y prevenir un nuevo estallido de violencia.
En la ola de disturbios del pasado año, más de diez mil vehículos, en su gran mayoría coches privados, fueron pasto de las llamas, y más de 300 edificios públicos o privados sufrieron destrozos.
El viernes, más de mil personas participaron en una marcha silenciosa en Clichy-sous-Bois (periferia norte de París), donde hace un año dos adolescentes murieron electrocutados al refugiarse en un transformador eléctrico cuando se creían perseguidos por la Policía.
Su muerte fue el detonante de una ola de disturbios que azotó durante tres semanas a decenas de barrios conflictivos de las principales ciudades de Francia y llevó al Gobierno a decretar temporalmente el estado de emergencia.
