En su segundo concierto de la temporada la Camerata de Coahuila interpretó bajo la dirección del maestro Alfredo Ibarra obras de Wolfgang Amadeus Mozart, Emmanuel Arias y Luna (1935-) y Dmitri Shostakovich (1906-1975).
La primera partitura en tocarse fue la Sinfonía No. 24 en Si Bemol K. 182 de Wolfgang Amadeus Mozart. El manuscrito autógrafo de esta obra lleva la fecha de octubre tres de 1773, por lo que muy probablemente fue escrita en Salzburgo después de su última visita a Italia. Esta sinfonía, a pesar de haber sido escrita cuando el compositor contaba con 17 años, manifiesta ya las muchas de las características de la madurez y del estilo personal de Mozart.
La segunda obra en tocarse fue el bellísimo Concierto Para Clarinete en La Mayor K. 622, el cual fue terminado apenas dos meses antes de la muerte de Mozart. Para muchos clarinetistas es el primero y el mejor concierto que se ha escrito para su instrumento. Si bien es cierto que no es el más antiguo que se compuso para clarinete, es indudable que no sólo es el mejor sino también el más conocido. El Concierto Para Clarinete es una obra maestra que ejemplifica la genialidad de Mozart, es una obra poco convencional no sólo en cuanto a su estructura, sino también por el hecho de que omite la habitual cadencia, la cual definitivamente hubiese sido innecesaria en una partitura tan intensa como ésta, en la que el clarinetista debe hacer gala de su virtuosismo y musicalidad. En esta ocasión, el solista fue César Encina, quién mostró estar a la altura, haciendo gala de su sensibilidad y maestría, pues supo obtener de su instrumento hermosos y conmovedores sonidos.
En otras ocasiones he alabado las interpretaciones que la Camerata de Coahuila ha realizado de la música de Mozart y esta vez no es la excepción, pues tanto Encina como la orquesta bajo la dirección de Alfredo Ibarra ejecutaron con gran lirismo las partituras del gran genio de Salzburgo.
Después del intermedio se tocaron dos obras de compositores nacidos en el siglo pasado, Emmanuel Arias y Dmitri Shostakovich. La Suite Zavielza Op. 29 fue escrita por Arias para mostrar ?según nos dice las notas del programa ? ?la evolución del estilo mexicano a través de las épocas en la historia de la creación musical?. No estoy seguro de que se exprese el carácter mexicano en esta obra y menos me atrevería a afirmar en qué consiste este estilo, pero lo que sí puedo decir es que la Suite Zavielza es una obra agradable, que retoma algunos temas escritos por compositores mexicanos y que tiene grandes similitudes en cuanto a su estructura con algunas de la partituras de Tchaikovsky.
La última obra en tocarse fue la Sinfonía Para Cuerdas Op. 110 de Dmitri Shostakovich, esta obra fue escrita en la ciudad de Dresden en 1960, mientras el compositor trabajaba en la música incidental para la película de guerra Cinco Día-Cinco Noches, en la que se abordaba la destrucción de la hermosa capital de Sajonia. Los sentimientos que le despertó le motivaron a escribir en sólo tres días cinco movimientos que se tocan de manera continua y que representan una especie de autobiografía musical, en la que cita muchas de sus partituras de manera casi cronológica, pues se suceden de fragmentos de su Primer Sinfonía (1925), Quinta Sinfonía (1937), Octava Sinfonía (1943), Segundo Trío Para Piano (1944), Primer Concierto Para Violonchelo (1959), Sinfonía 11 (1957) y de la ópera Lady Macbeth de Mtsensk, entre otras. Esta obra es verdaderamente abrumadora e intensa y transmite el sentimiento de opresión y tristeza que Shostakovich debe haber experimentado ante la devastación de Dresden.
En esta ocasión, si bien es cierto que no se alcanzaron los niveles a los que habitualmente llega bajo su director artístico, la Camerata de Coahuila logró brindarnos hermosas interpretaciones de todas estas obras bajo la batuta de Alfredo Ibarra.